Como era de esperar, comenzaron a sonar nombres capaces de entusiasmar a cualquier hincha millonario. Se habló de Andrés D´Alessandro, Ignacio Scocco, Javier Saviola, Martín Demichelis, Fernando Belluschi, Pablo Aimar... La lista es más amplia, pero duró poco la ilusión. Para traer este tipo de jugadores hay que tener no solo dinero sino una seguridad económica como para seducir a quienes juegan en el exterior.
Para muestra, dicen que basta un botón. Luego de muchas llamadas telefónicas a don Horacio Cartez, presidente de Libertad de Paraguay, se logró el arribo de Adalberto Román. El dirigente guaraní era reticente a desprenderse del defensor, mientras el Kaiser veía en el jugador a una réplica de su época de pantalones cortos. La operación se hizo por la admiración de Cartez hacia Passarella. En otras palabras, el cholulismo fue el desencadenante para que la transferencia llegara a buen puerto.
El aval para esta operación dijeron que sería la AFA. ¿Lo es realmente? Termina el año y River ya tiene un documento vencido del 28 de octubre por 750 mil dólares. Libertad reclama el pago, mientras River ofrece un adelanto de 250 mil, a cuenta. Cartez, quiere el dinero todo junto. Ya se envió la documentación a FIFA, para que la entidad madre interceda. Hay otro que vence el 28 de enero próximo. De no saldarse esta deuda, Adalberto Román podría no presentarse para el inicio de la pretemporada.
¿Es serio hablar de refuerzos de jerarquía cuando no se pueden saldar cuotas vencidas de operaciones recientes? Solamente Passarella tiene la respuesta, mientras tanto los hinchas ya se miran de reojo cuando escuchan los nombres que River pretende para 2011.
Fuente: La Nación