La historia de este reservorio de originales de un centenar de caricaturistas y dibujantes argentinos, que además conserva las tapas de la emblemática revista Caras y Caretas, tuvo varios inicios. Este espacio dedicado fundamentalmente al humor político abrió sus puertas tres veces y, ahora, va por una cuarta.
Concebido por los hermanos Vaccaro, Severo, fundador de imprentas y empresario periodístico de principios del siglo veinte, y Vicente, doctor en Química y filántropo de dibujantes, este museo nació en 1945 gracias a la vinculación de ambos con la revista Caras y Caretas y la amistad con el famoso caricaturista Eduardo Álvarez en un local de avenida de Mayo 628, donde funcionaba un negocio de la familia.
"Son todas donaciones de amigos dibujantes", cuenta a Télam Juan Tristán, el joven y flamante coordinador quien junto a Gonzalo Piñeiro apuestan ahora a un "museo vivo, participativo y abierto a todos", que incluirá charlas, talleres, proyecciones y muestras itinerantes.
Tras la muerte de los Vaccaro, la casa de avenida de Mayo es demolida y todo el material y el archivo es trasladado a la casa paterna en Estados Unidos 2162, casi una década más tarde se inaugura en 1981 la actual sede, gracias a Luis Fernández Vaccaro, presidente de la Fundación Severo Vaccaro y al historiador y humorista gráfico Siulnas.
Nuevamente, a finales de los años 90, crisis de por medio, el museo cierra sus puertas y será en 2002 -más precisamente el 18 de diciembre y con la presencia de 90 dibujantes entre ellos Garaycochea, Dobal y Solano López- que este espacio vuelve a cobrar vida.
Pero en 2010 sufre un nuevo cierre por problemas edilicios, humedad y falta de mantenimiento. Dos años después, ambos jóvenes de 26 años se presentaron ante los miembros de la Fundación con un proyecto de renovación, vinculado a una apertura multidisciplinaria que contempla literatura, cine, música y pintura.
"Asumimos el proyecto de gestionar el lugar; estuvimos un año arreglándolo, llegamos y había tantos dibujos colgados que a los diez minutos te querías ir", cuenta Piñeiro, administrador de empresas y politólogo sobre la sobresaturación abrumadora de las salas y la falta de un guión curatorial.
Con precisión, esmero y pocos recursos, ambos recuperaron tres salas de la planta baja donde hoy se respira renovación, inventariaron el abultado archivo de materiales y le dieron un nuevo impulso a este espacio, que entre sus tesoros, está el gran dibujo del Mickey Mouse gaucho que Walt Disney donó al museo cuando visitó el país en 1941.
Pero también está plagado de glorias nacionales: originales de Caloi de 1974, Landrú, un "Quino" de 1957 donde se notan las correcciones originales, la tapa de la revista Caras y Caretas del 9 de julio de 1916 y obras de Lino Palacios, Cao, Mayol, Ramón Columba, Diógenes Taborda, Mordillo, Ferro, Laino, Divito, Dobal, Garaycochea, Sábat, Sendra, Víctor Valdivia y Mario Zavattaro.
"Hay 450 obras y exponemos 80 en dos salas, que son la punta del iceberg, pero en la sala itinerante van a rotar con un guión armónico", dice Tristán, sobre los dibujos a través de los cuales se puede contar parte de la historia argentina, la Segunda Guerra Mundial, el deporte en los años 20, la cultura a través de retratos de sus protagonistas e incluso los senadores en pleno debate que ilustró Columba en la década del 50.
Esa sala también será centro de plataforma de artistas emergentes -el lunes inauguran la muestra de dibujos de Federico Parodi "Placeres espantosos, dulzuras horrendas"- y espacio para exposiciones de humoristas gráficos y caricaturistas de la actualidad.
"La idea es hacer un cambio de paradigma de gestión, devolverle al museo su rol social e inclusivo, con una propuesta joven y una perspectiva abierta e interdisciplinaria", señalan Tristán y Piñeiro, responsables también de la editorial independiente Chiquisaca Talleres, que apuestan a que la gente se acerque y se relacione con el espacio.
De cara al futuro inmediato, ya están previstos talleres de escritura, con Juan Diego Incardona a cargo; de dibujo con Parodi como docente y un ciclo de charlas abiertas con especialistas sobre artistas populares como Leonardo Favio, Enrique Santos Discépolo y Roberto Arlt.
La reinauguración y presentación de la agenda del Museo de la Caricatura Severo Vaccaro, que carga con los embates de la historia pero no claudica, será el lunes a las 19 en Lima 1037, donde además lanzarán siete títulos de sello Chuquisaca Talleres. "Están todos invitados", dicen entusiasmados Tristán y Piñeiro.
Fuente: Télam
