Debe crecer el respeto a cada individuo en su propia condición. Hay que lograr una valoración positiva hacia las personas con Esclerosis Múltiple (EM) y discapacidad gracias a la cual se tengan en cuenta sus capacidades y no se las deje encerradas en sus limitaciones. Trabajar en favor de la vida y de las personas con EM y/o discapacidad es contribuir a la renovación de una sociedad mediante la edificación del bien común. En efecto, no es posible construir el bien común sin reconocer y tutelar el derecho a la vida, sobre el que se fundamenta y desarrollan todos los demás derechos inalienables del ser humano.
Ver matrimonios y familias que se desintegran porque no resisten la presión que desde hace años ha impuesto la situación económico-social que vivimos, ver el olvido que experimentan las personas con Esclerosis Múltiple (EM) y/o discapacidad y sus familias,... produce dolor y rebela ver el egoísmo de algunos, indigna la indiferencia existente hacia las personas con discapacidad para conseguir vivir una vida digna. Quienes padecen de EM y/o algún tipo de discapacidad requerimos más que otros de cuidado y respeto en todo momento, en todo lugar, y sobre todo paciencia con nuestros tiempos, con nuestros movimientos, con nuestros miedos y nuestras angustias; para ayudarnos en el permanente esfuerzo por alcanzar nuestra máxima capacidad física, intelectual, emocional y social.
La persona que padece una“discapacidad” ó EM es un ser con todos sus derechos, a la cual se le debe facilitar la participación en la vida diaria de la sociedad. El reconocimiento de estos derechos y el deber de la solidaridad humana constituyen una tarea a realizar, con la creación de condiciones y estructuras de rehabilitación, médicas, sicológicas, sociales, familiares, educativas y legislativas idóneas para asistir y desarrollar integralmente a la persona con discapacidad.
Edifiquemos posibilidades de accesibilidad para todas las personas. Así la organización de la sociedad se lleva adelante basándose en las necesidades de todos y no solamente de algunos. Para poder lograr cambios significativos en nuestra conducta, hace falta involucrarse, comprometerse, mostrarse, medirse, ocuparse, en definitiva iluminar y hacer visible la discapacidad.
El Estado tiene una función indelegable. El debe asegurar que las personas necesitadas de rehabilitación, como todas las demás, puedan vivir con dignidad y en igualdad de derechos, y por tanto puedan desarrollarse y rehabilitarse en plenitud dentro de sus posibilidades.
MIGUEL PABLO GALLARDO
Presidente Fundador de ALCEM