Joshie es una de los siete sobrevivientes de la bomba atómica que viven en Argentina. Para dialogar con Télam eligió un jardín y un banco de plaza rodeado de árboles y de plantas, como era Hiroshima cuando ella tenía 17 años, y como a pesar de todo, volvió a serlo hoy.
"Volví a Hiroshima yo. Mucho tiempo pasó después de bomba. Hiroshima muchas flores ahora. Mucho verde. Lindo Hiroshima", dice, en un castellano a medias que nunca logró desplazar su lengua nipona.