Aunque refaccionado en los años 90 el edificio no perdió ese toque europeo, que comparten muchas construcciones de la zona, de la más elegida por los turistas.
La sede central aloja varias joyitas escondidas en su interior, a las que todos pueden acceder, como la antigua, y aparentemente intacta, biblioteca de los Castex y el bar al estilo Belle Époque decorado por un impactante vitro, que ofrece propuestas de paladares franceses.
Considerada una de las asociaciones más grandes a nivel mundial -cuenta con 873 sedes ubicadas en 136 países del globo-, la Alianza tiene un doble propósito, según definió a Télam su director en Buenos Aires, Bruno Simonin, "promover la francofonía, la diversidad cultural e incentivar la conciencia ciudadana y la responsabilidad social".
Es que este centro, que nació en París en 1883 de la mano de un grupo de funcionarios, educadores e intelectuales como Gustave Eiffel y Ferdinand de Lesseps (creador del Canal de Panamá), se pensó desde sus inicios "como un sistema asociativo, de derecho local", señaló el director de la entidad, que desde sus orígenes recibe apoyo del gobierno de Francia.
"La idea fue apoyarse en personalidades de cada país donde íbamos a desarrollar la Alianza", agregó Simonin, sobre este indefectible punto de encuentro con la cultura francesa en muchos puntos del globo, como en Buenos Aires cuyos centros -junto al famoso club Francés de la calle Rodríguez Peña- son de los pocos referentes de reunión francoargentina.
Esta íntima y fluida relación de identidades, que se refleja en el éxito de las Alianzas en Argentina - cuenta con 51 sedes a lo largo del país, una de las redes más extensas del mundo-, para Simonin tiene que ver con que "tenemos mucho en común: en la manera de vivir, nos gusta salir, ver espectáculos, tomar un café en la vereda, ir a restaurantes..."
"Nos gusta la literatura, tenemos muchos poetas al igual que Argentina. Buenos Aires, como París, es de las ciudades con más teatros en el mundo", dijo.
"Nos encanta el cine, cuando veo la cantidad de personas que tenemos en nuestras funciones -películas no comerciales, de autores, un poco confidenciales- aparte de Francia no lo he visto en ninguna otro país", destacó el director de la institución.
La clave de esta atracción franco argentina, según Simonin, echa raíces en los procesos migratorios: "La idea de cómo llegar al país de mis ancestros, de qué cultura vengo".
Por su parte, la directora cultural de la Alianza en Buenos Aires, Solen Rouillard, completó que esa seducción con el país europeo se vincula con "una modernización constante en la cultura de Francia".
"Hay innovación todo el tiempo, como en lo numérico que se está desarrollando en nuevas tecnologías, que trata no solo de resaltar la grandeza del pasado sino también de modernizarla. Esto tiene que ver con una tradición muy marcada de desarrollo de la cultura con la renovación de espacios de arte", ejemplificó la funcionaria.
Lejos de la movida cultural francesa de los 60 y 70, que cautivó masas de seguidores -en Argentina había 150 sedes, casi el triple que en la actualidad- y a pesar del avance desenfrenado de la cultura inglesa a partir de la década del 90, la Alianza de Buenos Aires continúa creciendo, poniendo el foco en la enseñanza y la difusión cultural de alta calidad.
En tanto, en esta enérgica agenda pensada para festejar a lo grande, el próximo miércoles realizarán una suelta de globos y música en vivo a modo de evento especial de los 120 años en el centro de avenida Córdoba 946.
A lo largo del año habrá festejos por el aniversario no sólo en las sedes de la Alianza sino también otros espacios, como la proyección (jueves 14 a las 18) en pantalla gigante al lado del Teatro Colón del ballet "Blancanieves", del bailarín y coreógrafo francés Angelin Prejlocaj, entre otros que se pueden consultar en el página web www.alianzafrancesa.org.ar.
Fuente: Télam
