El emblema de nuestra montaña, su punto más alto, es el Aconcagua que corona sus 6.962 msnm con una cruz que hasta el pasado 22 de diciembre se encontraba ausente (presuntamente fue robada) pero que gracias a la IV Brigada Aérea y la Patrulla de Rescate nuevamente recuperó su lugar y es la imagen más ansiada de todos los que al extremo de sus fuerzas llegan a la cima.
La antigua cruz desapareció los primeros días de diciembre de 2009 y desde entonces el cerro y todos los andinistas sintieron un vacío que debía remediarse pronto. Esta cruz medía 50 centímetros y según cuenta la historia, en los años ´60 miembros de la IV Brigada Aérea la colocaron en el techo de América con restos de un avión siniestrado y allí se mantuvo (con desapariciones y encuentros de por medio) hasta que finalmente no apareció nunca más.
En ese momento, se inició todo un operativo para reponer el emblema. "Desde el primer momento hubo apoyo y si bien la idea era colocarla a principios de año no pudimos, por eso lo hicimos ahora", comentó Mayor Marcelo Sánchez que junto a su equipo de la Brigada y miembros de la patrulla de rescate llevaron a cabo la feliz tarea.
Cápsula del tiempo
"Quisimos llamarla Cruz del Bicentenario para festejar los 200 años de la Patria a nuestra manera", explicó el suboficial Daniel Estévez. El símbolo fue elaborado con restos de aviones IA 24 Calquín y en su interior se le dejó hueco para que funcionara como una cápsula del tiempo.
"Colocamos restos de los aviones que volaron en Malvinas, además de tierra de las islas, monedas actuales (del Bicentenario y del escuadrón Lama) y una carta del Arzobispo de Mendoza, José María Arancibia", describió el mayor Sánchez y agregó que a lo largo de su travesía hasta la cima los montañistas fueron agregando sus propios elementos para la cápsula.
La tierra malvinense representa a los héroes caídos durante la guerra, entre ellos, el Capitán Pedro Giachino.
En Nido de Cóndores se selló la cruz con la idea de que en 100 años alguien la abra y se dé cuenta de lo que significó esta expedición.
El ascenso
Luego de una ceremonia de despedida en la IV Brigada, el 9 de diciembre y tras una ardua preparación física, el equipo de andinistas emprendió el viaje hacia el coronamiento del cerro avalados por la escuela provincial de Guías de Alta Montaña y Trekking.
Acompañados por un clima excelente, al grupo se fueron sumando otros montañistas que ya se encontraban en la base del cerro y que al enterarse de la noticia no dudaron en acompañar al grupo desinteresadamente. "Hasta se sumó una pareja con un niño de 14 años", agregaron entusiasmados.
"Todo el mundo nos recibió con agrado, así es que durante el ascenso nos fuimos pasando la cruz entre todos. Entre los miembros del equipo y con los extranjeros y porteadores que nos siguieron. Para nosotros eso refleja el espíritu de participación que le dio soporte a este hito histórico", dijo Sánchez, con satisfacción por la tarea cumplida.
Otro gesto solidario fue, tal como contaron los expedicionarios, que muchas personas a lo largo de los campamentos en el Aconcagua les facilitaron comodidades y eso les hizo más simple la travesía. "Fue un momento increíble porque llegamos todos juntos a la cumbre", dijeron. (Los Andes on line)
