Bradu -nacida en Francia y afincada en México- acometió esta "tarea minuciosa que hubo que cumplir con paciencia y parsimonia. Las variantes se sitúan primordialmente en los primeros libros de Rojas. Llegó un momento, más o menos a partir de los 80, en que se dio cierta estabilidad de los poemas que volvía a publicar ya sin modificaciones".
Un aporte de "Integra" es la inclusión de un anexo con poemas inéditos o no publicados en libro: "Principalmente los de adolescencia perdidos en periódicos y revistas chilenos, algunos de sesgo político que imagino no quiso recoger en libro, y otros finales que la vida y las enfermedades no le dieron tiempo de recopilar en libro".
Asiente Bradu a la idea de que la obra de Rojas (1916-2011) reúne tradición e novedad: "Sin duda, y acaso por una simple razón: para innovar en poesía, hay que conocer bien la tradición a la cual uno pretende aportar algún cambio. Rojas recibió una formación que le permitió explorar, casi simultáneamente, a los clásicos griegos, latinos, españoles y a los poetas modernos desde el simbolismo al surrealismo".
Aunque a ratos el mismo poeta solía rechazar la etiqueta de surrealista, aduciendo que su hacer iba por fuera de tendencias y escuela: "El surrealismo lo marcó al margen de las maneras que constituyeron su falsificación y su decadencia. Perteneció al grupo de poetas hispanoamericanos que mantuvieron vivo el surrealismo por vías soterradas y con sus propias voces".
El autor de libros intensos como "Contra la muerte" y "Oscuro" fue, según Bradu, fiel al surrealismo: "Si lo entendemos no como un movimiento puramente estético, sino como una búsqueda que aún no termina y una conducta que no ha caducado".
Añade que los núcleos temáticos de esta obra -la muerte y el desenfreno amoroso- "constituyen sus obsesiones", mismas que funcionan como vasos comunicantes: "Hay que circular de una obsesión a otra para entender lo difícil e inoportuno de clasificar los poemas en compartimentos estancos. Cuando habla de la pasión amorosa, con toda su carga de carnalidad y placer, también está hablando de la pasión poética y de la búsqueda de lo absoluto o de lo sagrado".
Respecto a esta poesía como ejercicio de interpelación constante al hombre y a las cosas, apunta: "Yo hablaría de una interpelación y de una expresión de la realidad en general. Rojas rehuyó la metafísica y la abstracción porque, como repetía, el mundo lo había hechizado".
"Sus poemas se refieren al hombre en concreto, a menudo él mismo, y a la realidad de este mundo. Si bien se proponía ´ver la realidad detrás de la realidad´, no creo que aspiraba a descubrir lo sobrenatural o alguna dimensión vaga y vaporosa de las cosas, sino las facetas más secretas y misteriosas que sólo revela una atención asombrada frente al mundo".
Otra característica de Rojas es el modo en que fragmenta el texto dando paso a una especie de digresión controlada: "En los abruptos cortes de versos, no se trata tanto de un cambio de tema -lo que justificaría el término ´digresión´-, sino de descoyuntar el esqueleto del poema. Rojas rompe y despedaza la continuidad del verso para calcar la asfixia de quien no alcanza a decir todo lo que ve, siente o sabe".
La parodia, el pastiche, la ironía, la sátira, son marcas de su poesía, él se caracterizaba -afirma la ensayista- por su jovialidad y antisolemnidad: "También utilizó el humor para devolver los golpes que le lanzaron en determinados momentos de la vida, muy a la manera de un Quevedo o de los demás poetas satíricos del siglo de Oro español".
"Remito a sus poemas contra Braulio Arenas, Nicanor Parra o contra los malos poetas -menciona-, esos ´divos´ más preocupados en figurar que en crear, contra sus profesores de retórica o contra los críticos y académicos que pretenden explicar la poesía con instrumentos que le son ajenos".
Una obra, además, poblada de referencia culturales: "Aunque quiso pasar por un poeta espontáneo y nada libresco, había leído muchísimo; hay en su poesía ecos más o menos sutiles o fuertes de otros poetas y otras tradiciones culturales. Una manía suya de rebautizar con términos propios las palabras de otros, a veces encubre sus empréstitos a poetas o filósofos".
Llama la atención, en la franja biográfica de "Integra" datos escasamente conocidos: sus problemas de tartamudez, su disposición a ir de voluntario a la Guerra Civil española y, sobre todo, el dato de la fecha de su nacimiento: 1916, dado que en distintos libros figuró siempre 1917.
Para Bradu esos datos son apenas una muestra de lo que vendrá en la biografía de Rojas que escribe actualmente: "Un relato de vida, lleno de peripecias, grandezas y miserias. Hay muchos datos que rectificar y descubrir en su vida, muchos mitos fabricados por las circunstancias o por él mismo".
Fuente: Télam