Tres amigos que padecen el síndrome de Tourette, un trastorno neuropsiquiátrico caracterizado por múltiples tics físicos y vocales, que los lleva a relacionarse de forma marginal con un mundo postapocalíptico, casi de folletín, donde terminan, sin decidirlo, convertidos en detectives.
"Cuando conocí de qué se trataba el síndrome de Tourette me puse a investigar, leí ´El hombre que confundió a su mujer con un sombrero´, de Oliver Sacks, que contaba muchos casos clínicos, y lo que me llamó la atención fue el elemento positivo que genera la enfermedad", dice Romero en diálogo con Télam.
Y explica: "a pesar de los casos terribles, donde el que sufre el síndrome parece poseído por los tics, hay casos menores donde el exceso de dopamina en el cerebro que produce el trastorno los hace hábiles física y mentalmente. Además, al no poder entablar una relación normal con la sociedad, se ven obligados a configurar una nueva lectura del mundo".
El espíritu que recorre esta última novela -y de alguna manera toda la trilogía- es el "spleen", una palabra de origen griego que fue popularizada por el poeta francés Charles Baudelaire para referirse a un estado de melancolía, tedio y angustia que invade a una persona sin motivo aparente. Ese estado comparten, además del síndrome de Tourette, los personajes de Romero.
"Es una pulsión de muerte que en realidad es de vida -señala el autor-. Se nota sobre todo en el personaje de Muishkin, que es un homenaje al príncipe de El idiota, de Dostoievski. Tiene esa vitalidad, esa energía que lo lleva a hacer lecturas diferentes aun en los peores momentos y, aunque sufre, sobrevive por eso".
Ricardo Romero nació en Paraná, Entre Ríos, en 1976. Es Licenciado en Letras Modernas por la Universidad Nacional de Córdoba y desde 2002 vive en Buenos Aires. Como autor ha publicado el libro de cuentos Tantas noches como sean necesarias (2006) y las novelas Ninguna parte (2003), El síndrome de Rasputín (2008), Los bailarines del fin del mundo (2009) y Perros de la lluvia (2011). Además, es editor de Gárgola Ediciones, donde dirige la colección "Laura Palmer no ha muerto".
Fuente: Télam