El directivo eximió a "los clubes y la gente" por los reiterados hechos de violencia en el fútbol doméstico y lamentó que sean "los que pagan siempre las consecuencias".
Luego, reconoció la tarea del presidente de All Boys, Roberto Bugallo, que asistió al lugar de los incidentes con la intención de calmar los ánimos.
"En este momento, Bugallo debe sentir la misma impotencia que sentimos todos los dirigentes del fútbol argentino. Nadie puede controlar a 120 violentos", se quejó.
Según versiones de la directiva de Floresta, los problemas que derivaron en la suspensión se iniciaron con el partido en marcha cuando algunos simpatizantes de All Boys que tenían entrada general quisieron pasar a la zona lindante de plateas por falta de espacio en el sector asignado.
Otra versión indicó que el cruce se desató fuera de la cancha cuando algunos hinchas quisieron ingresar pese a desaprobar el test de alcoholemia.
Con la situación desmadrada, un grupo de la barra brava rompió una parte del alambrado para invadir el campo, lo que generó la interrupción y posterior suspensión del partido.
Fuente: Télam