Alejado de la familia y sus raíces, Sartor busca un medio de vida que le permitiera luchar el difícil momento que atravesaba nuestro país. Fue así que conoció al propietario de una empresa dedicada a la fabricación de artefactos luminoso, con quien comenzó a trabajar ofreciendo los trabajos que este realizaba. De apoco comenzó a incursionar en el negocio y se inició con pequeñas lámparas y veladores.
Un día, recordó Sartor, fue a ofrecer las lámparas a la zona de Tigre, en la provincia de Buenos Aires y, si bien a los comerciantes le gustaba el trabajo buscan un estilo más rustico en las creaciones. “Uno de esos tantos días que visitábamos los negocios vi un velador hecho con herraduras, lo que como catamarqueño me llamo mucho la atención. Entonces en ese momento se me grabo la imagen y le dije a este amigo mío que porque no hacíamos esas lámparas con ese estilo y así comencé”, explico el expositor.
Agregando “como allá, por Buenos Aires, era difícil encontrar cosas antiguas regrese a mi provincia y recogí herraduras, ruedas de carretas y otras antigüedades que me permitieron regresar a Buenos Aires y confeccionar artesanías para venderlas. Después de un tiempo, regrese a Catamarca y desde entonces hago estos trabajos de estilo campestre, como los denomine con mucha pasión y amor”.
Al relatar el material con el que trabaja, el artesano explico que lo que busca en cada una de sus creaciones es rescatar las cosas antiguas, por lo que mezcla el hierro y la madrea; “trabajo con cosas en desuso que tengan que ver con un gaucho, con un caballo, con un carro o con un sulky” indicó.