Desde la ciudad de Sharm se vive todo en un nivel menor "gracias a dios", explicó el argentino. Sin embargo, comienzan a rebotar las consecuencias, el llamado "efecto dominó" de lo que sucede en ciudades como El Cairo o Alejandría. Por ejemplo, ya ha empezado a notarse la escasez de nafta, comida y tarjetas de teléfono.
Al haberse cortado totalmente el servicio de internet desde el viernes, las agencias de viajes o las compañías aéreas se ven imposibilitadas de operar.
Lo que es más, no hay posibilidad de comprar ningún pasaje por el "overbooking", el exceso de reservas o compras de viajes, porque todos los turistas desean irse del lugar.
"La gente se quiere ir, los turistas se quieren ir", aseveró Fernando y comentó que había debido suspender sus vacaciones por la falta de pasajes, mientras que no salía de su casa, no por el peligro, ya que en Sharm las cosas están bastante tranquilas, sino por el miedo a quedarse sin combustible en su automóvil.
Al responder sobre si era conveniente ir hacia la región, Santalaria dijo claramente: "Que no venga nadie para acá, yo les recomiendo que no vengan", mismas directivas que se están dando en Europa y en otras partes del mundo como los Estados Unidos. "Se están matando los turistas por los tickets. Está todo vendido", aseguró.
El argentino también contó que tenía amigos y conocidos en El Cairo y de allí sí que no se podía salir, no por el toque de queda sino por la situación. Hace 30 años que Mubarak está en el poder y por primera vez en 30 años la gente está viviendo "un golpe serio", está diciendo "se acabó".
Santalaria agregó que los vecinos en El Cairo se organizaron "por cuadras" para no dejar a nadie que no pertenezca a ese sector. Están con miedo porque desde el viernes no sólo robaron comercios sino también atacaron viviendas.
En Sharm, como en todo Egipto, están preocupados y expectantes a la movilización de mañana, que tendrá la participación de entre un millón y un millón y medio de egipcios.
El caótico regreso de una turista argentina desde El Cairo
Karina también conversó esta tarde con Radio 10 y comentó cómo fue su experiencia al volver de un crucero que la dejó en el nuevo aeropuerto de El Cairo, desde donde salen vuelos de cabotaje.
En el aeropuerto de El Cairo pudieron reconocer en parte el desastre, pero al adentrarse en la ciudad, vivieron el caos: un lugar en estado de sitio y con las rutas cortadas. El guía que la acompañaba junto a su madre y su amiga consiguió un taxi para llegar al hotel; de otro modo, hubieran debido pasar la noche allí.
Los primeros manifestantes que se cruzaron los dejaron pasar, pero más adelante fueron víctimas de forcejeos e intentos de saqueo. "Nos quisieron atacar con piedras con palos" y seguidamente, al tomar por un puente, "empezaron a los tiros".
Se refugiaron en el hotel, en donde por las noches escucharon balas y explosiones. Finalmente, llegó el momento en que se liberaron los caminos y pudieron llegar al aeropuerto, donde tampoco había control y todos se desesperaban por viajar.
Lo más catastrófico fue la respuesta de la Embajada argentina: cada vez que llamaban, atendía un contestador que remitía a Guardia Civil y en Guardia Civil, otro contestador que sólo anunciaba el horario de atención. (Infobae)