Pese a haber congregado a una importante mutltitud, los manifestantes no intentaron avanzar sobre el cordón policial, instalado alrededor del parque Gezi desde el desalojo del sábado pasado, y recién fueron reprimidos cuando no aceptaron las órdenes policiales de despejar la plaza.
Primero la policía antimotines sólo utilizó carros hidrantes, pero ante la decisión de miles de manifestantes de mantenerse pacíficamente en las calles adyacentes, comenzaron a lanzar masivas cantidades de gas pimienta.
Los manifestantes no respondieron con agresiones, sino que intentaron moverse en pequeños grupos entre las brigadas de policía, resistiendo pacíficamente.
Desde finales de mayo pasado esa plaza y su continuación dentro del parque Gezi se convirtieron en el escenario de las mayores protestas turcas de los últimos tiempos, provocadas en un principio por un reclamo ambientalista en contra de un proyecto inmobiliario aprobado por el gobierno turco en el corazón de Gezi.
La primera reacción del primer ministro Recep Tayyip Erdogan y de su partido islamista moderado fue reprimir la acampada de ecologistas y desalojarlos a la fuerza.
Las imágenes de la represión detonaron la bronca y un sentimiento de rechazo entre cientos de miles de turcos que salieron a marchar en las principales ciudades del país, y ante la intransigencia de Erdogan terminaron por convertir la protesta ambientalista en un abierto pedido de renuncia contra Erdogan y su gobierno.
Por eso, los manifestantes desafiaron hoy la consigna del primer ministro de que "Taksim no es un lugar para reunirse".
Poco después de llegar a la plaza Taksim, lanzaron al aire sus claveles rojos, creando una espectacular lluvia de flores, mientras a unos metros los policías antimotines no les quitaban los ojos de encima.
Según la cadena local NTV, Erdogan repitió hoy que no permitirá que se instale una nueva protesta en Taksim y defendió, en un acto partidario, la actuación de su gobierno frente a las protestas, la misma que dejó cuatro muertos, más de 5.000 heridos y aún más detenidos en dos semanas.
Hasta ahora un tribunal de Estambul y otro de Ankara, la capital, ordenaron la prisión preventiva para 31 manifestantes.
En su discurso de hoy, el premier también reiteró su teoría de que detrás de las masivas protestas en Turquía se tejen conspiraciones extranjeras y manejos ocultos del "lobby financiero" internacional.
"Ellos pueden lanzar millones de tweets, pero nosotros romperemos este juego con pronunciar una sola vez la fórmula ´En el nombre de Dios´ (frase simbólica del Islam)", aseguró el premie ante miles de simpatizantes, informó EFE.
A pesar de la ola de protestas que azota al país desde hace tres semanas, el primer ministro, que demostró ser uno de los líderes más populares de la historia reciente turca en las últimas elecciones, sigue conservando el apoyo de su base social.
Fuente: Télam