El hombre se encontraba en la lista de vigilancia de la Oficina Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI), país adonde llegó en 1992.
El atacante muerto no tenía la nacionalidad norteamericana pero disponía de un permiso de trabajo y residencia como conductor de limusinas, afirmó Matt McLaughlin, vocero del FBI.
Pese a que las autoridades estadounidenses habían informado previamente que el ataque no parecía ser un acto terrorista, la identificación delagresor dio un giro a la situación.
"Nada indica que este sea un caso de terrorismo, pero por supuesto no podemos excluir esa posibilidad", afirmó McLaughlin, después de haber sostenido en conferencia de prensa que "pueden existir lazos terroristas".
Por su parte, Israel insistió hoy en que el hecho fue un atentado.