"El plebiscito es un instrumento muy importante de participación popular en la reforma política" que "nos permitirá discutir todas las cuestiones de esta materia extremadamente compleja, pero el pueblo decidirá los pilares de la reforma, los aspectos fundamentales", señaló el ministro, citado por la agencia estatal ABR.
La idea del gobierno es que después del plebiscito los resultados sean tratados por el Congreso, que tendrá la misión de consolidar las eventuales reformas del sistema político brasileño.
"A partir del plebiscito el Congreso tendría que trabajar en esas directrices para implementar una reforma política que esté en sintonía con las aspiraciones de la ciudadanía", señaló Mercadante.
Por su parte, el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, que también participó de la reunión en el Palacio de la Alborada, dijo que "hay un consenso sobre la consulta popular previa y no en un referendo, como han sugerido algunos líderes políticos. En un referendo el pueblo es consultado después de que el Congreso aprueba un texto base", señaló.
"En esa perspectiva de que el pueblo debe ser oído hubo una posición absolutamente mayoritaria en favor de que el plebiscito, sería la mejor alternativa porque permite que la población debata inmediatamente las tesis y fije directrices necesarias e indispensables para la elaboración de los textos que van a dar forma al sistema político brasileño. La participación de la población no se limitará a un SI o a un No en relación a un conjunto de reglas que le serán propuestas", dijo Cardozo.
Mercadante, en su rol de principal portavoz del gobierno, detacó que la presidenta Roousseff está preocupada en "oir los sentimientos y las voces de las calles", principalmente en relación a la mejoría de los servicios públicos y en la mayor transparencia del sistema político.
Fuente: Télam