Todo parece indicar que la jubilada fue asesinada con una saña inconcebible: palazos, trompadas y patadas, maniatada, tirada al fondo del aljibe y no conforme con ello, arrojaron sobre su cuerpo sin vida piedras, basura y hasta la bicicleta en la que se movilizaba habitualmente.
Los policías, que estuvieron en el lugar, muchos de ellos con años de experiencia encima, dijeron que nunca habían visto algo similar por la enorme brutalidad e ingeniosa planificación para esconder un cadáver.
Pero el macabro hallazgo es sólo la punta del iceberg de un caso que tuvo de todo: pistas falsas, maniobras al límite, verdades y mentiras, personajes que aparecieron y desaparecieron, desvelos, paciencia, psicología y una investigación policial manejada bajo silencio extremo hasta el final.
Y lo que es más curioso aún: todo comenzó por el supuesto robo de una motocicleta. Sí, tan insólito como lo está leyendo. EL LIBERAL consultó numerosas fuentes para armar el rompecabezas de esta increíble muerte.
La semana pasada llegó un dato a la Comisaría Tercera del Menor y la Mujer. Se trataba de un menor que supuestamente había vendido una moto robada. Hasta allí nada distinto a las rutinarias averiguaciones policiales. Sin embargo cuando comenzaron a indagar, los uniformados descubrieron que el vehículo supuestamente habría desaparecido de la casa que Petrona de Farías tenía en el barrio La Laguna, justamente en donde se inició la historia de su desaparición a mediados de enero.
El chico de 16 años no sólo conocía a la perfección la casa, cosa que sorprendió a los investigadores, sino que además habría revelado que la casa de la mujer se trataría de un perfecto escondite donde los ladrones acopiaban las cosas que robaban.
Allí surge la figura de otro muchacho (de 18 años), quien supuestamente habría sido el autor del supuesto “robo de la moto” y que tendría relación con el adolescente. A pesar de varios intentos, nunca pudieron detenerlo.
Los investigadores profundizaron las averiguaciones en torno a los sospechosos, especialmente para tratar de determinar si tenían alguna relación con la desaparición de Petrona de Farías, dueña de la casa que supuestamente era utilizada de aguantadero.
En esa tarea, los uniformados obtuvieron una información clave: confirman que la mujer de 72 años había sido asesinada y en el hecho habrían tenido algún tipo de participación el adolescente de 14 años, el muchacho de 18, y una embarazada de 25 y madre de varios niños.
Ahora había que encontrar el cuerpo de la jubilada. Vuelven al único testigo quien el lunes señala un punto donde estaría enterrada: un terreno cubierto de frondosa maleza cercano a las vías del ferrocarril sobre la calle Carlos Monti (justo frente a la casa de Petrona en La Laguna). Excavaron el lunes y martes, pero la pista era falsa. Mientras tanto, detuvieron a la mujer embarazada de ocho meses que por esos días estaba internada en el hospital por control médico.
De la investigación se desprende que martes por la noche confirman un nuevo objetivo, esta vez en el barrio Villa Paulina, en la vivienda que la embarazada había alquilado hace tiempo. El miércoles último a la tarde descubren a Petrona enterrada en un aljibe, a más de siete metros bajo tierra, y con su cuerpo desmembrado y golpeado. Todo indica que la idea era hacerla desaparecer de la forma más horrenda que uno pueda imaginar. La investigación sigue abierta.
Fuente/ elliberal.com.ar
