El asaltante, Sandro do Nascimento, el 12 de junio de 2000 había tomado como rehenes a los pasajeros de un colectivo que después fue interceptado por la policía.
Tras varias horas de negociación el delincuente abandonó el vehículo protegiéndose con una pasajera que murió por una bala disparada por error por la policía.