Sorprendente. Un vecino del barrio Villa Balnearia fue sorprendido en la extraña tarea. Largos minutos necesitó el sereno para convencerlo para que desistiera, hasta que llegó la policía.
LAS TERMAS, Río Hondo (C). Para acortar camino, Alba Lizárraga decidió ayer circular en su motocicleta por el principal acceso al cementerio del barrio Herrera El Alto con rumbo a realizar unas diligencias. La presencia del sereno del cementerio con un joven que tenía en sus manos el féretro del tamaño para un niño, le llamó poderosamente la atención, se detuvo y constató que un sujeto vociferaba que necesitaba dos o tres féretros más.
Todo ocurrió ayer, alrededor de las 17, a metros del principal acceso al cementerio ubicado en el barrio Herrera El Alto. Un sujeto de aproximadamente 30 años caminaba tranquilamente con un féretro color blanco y envuelto en una funda de goma con destino a la ruta nacional 9.
A los pocos minutos, Juan Carlos Bulacio, empleado municipal que cumple funciones de sereno en la necrópolis, advirtió que el joven trasladaba el pequeño ataúd y salió en su búsqueda para recuperarlo.
En diálogo con EL LIBERAL, el sereno manifestó que el joven estaba como “perdido”. “Yo estaba adentro, cuando salgo a la vereda veo que el muchacho iba con el cajón en el hombro, salgo en la bicicleta y lo detengo, le quito el cajón y no se resistía en devolverlo, es la primera vez en 32 años de trabajo que me pasa algo así”, resaltó Bulacio.
El sereno consideró que el ataúd fue sustraído de alguna bóveda pequeña y desconocía el sector de dónde lo habría sustraído, no obstante, testigos observaron minutos antes que el sujeto oriundo del barrio Villa Balnearia estuvo rondando en el sector donde el gremio de los Gastronómicos sepultan a sus afiliados o familiares.
Lizárraga, la vecina que alertó a la policía sobre lo sucedido, señaló a este medio que el sereno estuvo más de 40 minutos en la intersección de las calles Urquiza y Francisco Solano “persuadiendo al joven para que depusiera la acción de llevarse el ataúd”. “Yo venía en frente del cementerio, mi compañera advierte que el muchacho llevaba el cajón y le manifestaba al sereno que necesitaba dos más, que el tenía que sacar dos o más. Llamé a la policía, tenía miedo porque podría haberlo atacado con un cuchillo al sereno”, relató Lizárraga.
Al llegar la policía, los uniformados procedieron a reducirlo y secuestrar el ataúd del tamaño para un niño de un año aproximadamente. El sujeto fue identificado como Eduardo Ariel Toto (de 31 años), oriundo del populoso barrio Villa Balnearia.
Cuando se lo requisó, en presencia de testigos y del juez Juan Ignacio Coria Vignolo, en un bolso tenía $700 pesos, anteojos, documento de identidad, alicates, desodorante, tarjeta de pensión por invalidez y una billetera.
Luego de labrar el acta de procedimiento, los uniformados trasladaron a Toto hacia la dependencia policial donde quedó detenido e incomunicado por disposición de la Justicia de Crimen local. Mientras tanto, el ataúd fue llevado a la morgue del Hospital Zonal donde el médico de policía, Dr. Fabián Parrado realizó una inspección en el interior del ataúd. Fuentes confiaron a EL LIBERAL, que el ataúd tenía restos óseos de un niño aproximadamente de tres meses y tendría dos años desde el fallecimiento.
Fuente /elliberal.com.ar