El juez de instrucción porteño Mariano Bergés dispuso pasadas las 19 que Romano abandonara la alcaidía del Palacio de Tribunales de la calle Talcahuano, tras verificar los certificados de la propiedad que ofreció como pago de una fianza de 150 mil pesos.
"Hubo una confusión muy grande. No soy culpable de nada. Soy absolutamente inocente. ¿Vos creés que podría enfrentar las cámaras si yo fuera un hijo de puta y un delincuente que robaba o fabricaba tarjetas?", dijo Romano a la prensa cuando abandonaba el Palacio de Justicia.
Vestido con remera a rayas, pantalón oscuro, campera negra y un pañuelo negro en la cabeza, Romano afirmó que no tenía nada que reprocharle al juez Bergés porque "él sabe que todo ha sido una confusión muy pero muy grande".
"Espero que esto se aclare del todo. Yo no conozco a nadie, sólo a un hombre que trajo a una chica (a la peluquería) y me ofreció un televisor", aseguró el peluquero en relación a su vinculación con los miembros de la banda de estafadores.
Respecto a sus días en la cárcel de Ezeiza, aseguró que charlaba por teléfono con sus clientas y amigas Susana Giménez y Graciela Borges y además comentó: "La pase bien, con compañeros bárbaros y hasta les corté el pelo, pero no quisiera recordar ese momento porque fue muy cruel para mi vida". (Télam).-