“Un día cuando tenía 12 años, recordó, caminaba por una plaza cuando vi a un artesano tejer un canasto. Me quede un buen tiempo viéndolo y después me fui a casa. Ahí me puse a practicar hasta que después de varios días pude hacer mi primera artesanía, fue una panera pequeña”, expreso el artesano.
Con el paso de los días, se animó y comenzó a tejer canasta y luego cestos, pero su pasión por el simbol fue creciendo con el tiempo, al punto de transformarse en el maestro de sus primos.
“Ellos son más grande, pero aun así yo les enseñe. Hace 20 años que traigo a exponer mis trabajos en la Fiesta del Poncho. Pero no me dedico solo a esto, lo hago cuando tengo tiempo libre. Porque durante el año trabajo como empleado en la municipalidad. El arte de tejer es fácil, se necesita de paciencia y sentir que a uno le gusta lo que está creando. Por ejemplo, para hacer un canasto de tamaño mediano, nos lleva por lo menos dos horas y media en realizarlo”, agrego el artesano santamariano.
En cuanto al material con el que trabaja, el simbol, Valles contó cómo lo consigue, “alquilamos un vehículo junto a otros artesanos y viajamos a la orilla del río o como se lo conoce en Santa María, vamos al pie del Medaño, ya sea en Tinogasta o en Belén. Allí buscamos el material que también lo podemos encontrar en la arena, pero es más difícil”, concluyo el artesano quien remarco que en caso de volver a elegir una profesión, sería la de cestero otra vez.