Los resultados de la investigación, que se realizó sobre 174 personas de distintos puntos del país que sufren esta afección al sistema nervioso central, fueron dados a conocer en el marco del IV Encuentro Latinoamericano de Esclerosis Múltiple, que se desarrolló en El Calafate, Santa Cruz.
Durante el encuentro, al que asistieron 150 especialistas nacionales y extranjeros, se reveló que esos pacientes demoraron considerablemente la aparición de las llamadas "recaídas".
Estas recaídas pueden consistir en la presencia de un nuevo síntoma de la enfermedad, la reaparición de un síntoma anterior o el agravamiento del cuadro que puede llevar a una discapacidad.
"Este seguimiento a 10 años reveló que los pacientes lograron retrasar hasta cinco años las recaídas, cuando lo habitual en ellos eran de dos recaídas por año", explicó a Télam Adriana Carrá, miembro de Comité Médico Asesor de Esclerosis Múltiple Argentina.
La especialista señaló que esta conquista es de gran importancia para los pacientes con EM, dado que "cada recaída implica sumar una discapacidad, con lo cual si se retrasan las recaídas, entonces, se estarán disminuyendo las discapacidades".
La investigación, sobre pacientes de entre 18 y 60 años, demostró además que "un 76% del total de las personas que cumplieron con el tratamiento con acetato de glatiramer están plenamente activos", precisó Carrá, quien también es jefa del Area de Enfermedades Desmielinizantes del Hospital Británico de Buenos Aires.
La EM es una enfermedad discapacitante, inflamatoria y neurodegenerativa que afecta con más frecuencia a las mujeres que a los hombres -en una relación dos a uno-, aparece alrededor de los 30 a 40 años y en el mundo la padecen unos 2.500.000 personas, de las cuales 6.000 están en Argentina.
La enfermedad se caracteriza por la pérdida de un material compuesto por proteínas y grasas denominado "mielina", que es el encargado de permitir la conducción de los impulsos eléctricos entre las fibras del sistema nervioso central.
En este caso, la mielina desaparece en algunos tramos de las fibras nerviosas y deja cicatrices o esclerosis, que son las que dificultan la habilidad de los nervios para conducir impulsos eléctricos desde y hacia el cerebro, tras lo cual aparecen los síntomas.
Si bien las manifestaciones que alertan sobra la presencia de la EM no son similares entre todos los pacientes, pueden mencionarse, entre ellas, las perturbaciones sensoriales, que son aquellas en las que se puede percibir sensaciones de hormigueo, quemazón o adormecimiento en el cuerpo.
Otras son el deterioro de la movilidad, la disminución de la fuerza muscular, visión doble o borrosa, fatiga, trastorno del equilibrio y de la coordinación, temblores, vértigo, mareos, sensación de inestabilidad, dificultades para hablar y tragar, deficiencia en las funciones urinarias o intestinales y disfunción sexual.
Fuente: Télam
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