La doctora Claudia Perandones, médica del Centro Nacional de Genética Médica de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud, “Dr. Carlos G. Malbrán” y una de las directoras de ese programa explicó: “El objetivo es formar recursos humanos provenientes de un amplio espectro de profesionales de la salud a fin de que tengan las herramientas necesarias para que el descubrimiento en el laboratorio se traslade a la clínica.”
Según la experta, esa transferencia de conocimiento científico tiene como propósito generar innovaciones en al área del diagnóstico, el tratamiento, el pronóstico o la prevención de las enfermedades que afectan a las personas.
El proyecto es fruto de la colaboración entre la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud, ANLIS “Dr. Carlos G. Malbrán”, e instituciones de Estados Unidos como la Fundación Interamericana para la Investigación Clínica, y Amgen Inc. que es la compañía de biotecnología más grande del mundo.
Perandones señaló que el programa tendrá una duración de tres años y que será impartido por docentes de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard y del Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT), entre otras instituciones.
“Los especialistas de la salud que participen en el programa también contarán con el apoyo académico de expertos con una vasta experiencia en investigación clínica. Asimismo se pondrán al tanto de la situación sanitaria y de las necesidades básicas locales y regionales”, afirmó Perandones.
Además de la doctora Perandones, el equipo de docentes estará integrado por los otros directores del programa que son los doctores Robert H. Rubin y Honorio Silva, presidente y vicepresidente, en forma respectiva, de la Fundación Interamericana para la Investigación Clínica, y también directores de la división de Ciencias de la Salud y Tecnología de Harvard-Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT) y el especialista argentino Diego F. Wyszynski, de Amgen Inc.
Aplicaciones
De acuerdo con Perandones: “Un ejemplo del desarrollo futuro de la transferencia del conocimiento científico a la clínica lo constituyen la aplicación de nuevas terapias para cáncer generadas a partir de la investigación de los mecanismos moleculares que operan en el origen y desarrollo de los tumores”.
Otra línea de trabajo en esa rama de la investigación clínica surge dentro del campo de la genética. A partir del conocimiento del genoma de cada individuo (genotipo), se podrán establecer los riesgos específicos que para cada persona pueden provocar determinados fármacos ya desarrollados o en desarrollo, prevenir efectos adversos y mejorar las respuestas terapéuticas individuales.
“Hoy en día las contraindicaciones que figuran en la prescripciones médicas son muy generales y suelen elaborarse a partir de ensayos clínicos hechos en jóvenes sanos”, explica Perandones.
En ese sentido, la experta sostiene que el conocimiento del genotipo de las personas permitiría diseñar tratamientos farmacológicos que se adecuen a la persona.
El programa también se centrará en el diseño de nuevos modelos que utilicen células humanas a fin de prevenir efectos adversos provocados por determinados fármacos. La idea es determinar cuáles son los mejores límites para la dosificación de un sin número de drogas que se utilizan en diversos tratamientos.
“Nos interesa no sólo elaborar estrategias de tratamiento basadas en la genética de la persona, sino también diseñar técnicas de evaluación de esos tratamientos a la hora de realizar estudios con células, o bien ensayos clínicos”, señala Perandones.
Impactos
El Programa para la Generación de Líderes en Investigación Clínica y Translacional pretende formar redes a nivel nacional y regional de investigadores clínicos de primer nivel mundial a fin de atraer inversiones que sostengan un alto nivel de excelencia en el campo de la investigación clínica y de esa forma contribuir al mejoramiento de la salud humana.
“Queremos generar líderes en la Argentina y en Latinoamérica que se encarguen de promover un pensamiento y una acción innovadora en el ámbito científico. Hoy en día el conocimiento es un recurso económico central no sólo para el crecimiento económico sino también para el desarrollo social”, concluye Perandones.