Existen en el mercado distintas pinturas que cumplen parcialmente con estos requerimientos.
Por ejemplo se han desarrollado agentes bacteriostáticos modificados para ser incluidos en la matriz polimérica de la pintura. Esta aproximación al problema presenta varios inconvenientes. Por una parte es difícil formular antibacterianos de amplio espectro compatibles con un proceso industrial como es la fabricación de una pintura. Además estos agentes tienden a degradarse rápidamente limitando severamente la vida útil del producto.
Otra estrategia ha sido la utilización de sales de metales como la plata, encapsulados en arcillas naturales (zeolitas). En este caso se deben procesar las arcillas para compatibilizarlas con los componentes de la pintura.
En el grupo de Pinturas del Centro de Procesos Superficiales se están desarrollando pinturas con propiedades bactericidas basadas en un enfoque alternativo, que consiste en modificar superficialmente los componentes inorgánicos utilizados en la industria (cargas y pigmentos) para impartirles propiedades anti-microbianas. Para ello se emplean metales que actúan combinándose con aminoácidos esenciales para el ciclo vital de los micro-organismos y que no son tóxicos para el ser humano. Los pigmentos y cargas modificados imparten a las pinturas propiedades bactericidas que se mantienen a lo largo de la vida útil del recubrimiento.
Los ensayos realizados hasta el momento con bacterias gram-positivas y gram-negativas han mostrado efectos bactericidas superiores al 99,5%.
Por otra parte, los experimentos realizados a escala piloto han mostrado que la modificación de cargas y/o pigmentos no afecta el proceso de fabricación de las pinturas ni las propiedades fisicoquímicas de las mismas (estabilidad, aplicabilidad, poder cubritivo, etc.).