Un Tupolev 154, perteneciente a la compañía Bashkirian Airlines, con 69 rusos a bordo, proveniente de Moscú y con destino a Barcelona, chocó en el aire un Boeing 757 de carga.
Según el Servicio ruso de la aviación civil, citado por la agencia Interfax, 50 niños provenientes de la república de Bajkortostán (Ural) y 7 adultos figuraban entre los pasajeros del avión ruso, mientras que un balance anterior de víctimas daba cuenta de cincuenta adultos y ocho niños.
El Boeing, en el que había solamente dos personas, era fletado por DHL Aviation Bahrein, provenía de Bérgamo, al norte de Italia y se dirigía con destino a Bruselas.
El ministro de Transportes del Estado regional de Bade-Wurtemberg, Ulrich Mueller, precisó que el Boeing no transportaba productos peligrosos.
La colisión de los dos aviones se registró a 11.000 metros de altura, a las 23.43 hora local, cerca de Owingen, no lejos de Ueberlingen, al sur, sobre el lago de Constanza, según la policía alemana.
El jefe de operaciones aéreas de Skyguide, compañía encargada de la navegación aérea en Suiza, con sede en Ginebra, Carlo Bernasconi, al ser consultado por la agencia AFP, declaró "no poder confirmar o desmentir esta información", señalando que la investigación se está llevando a cabo y que la caja negra del Tupolev fue encontrada, pero no la del Boeing.
En el lugar del accidente, restos de los pasajeros y trozos de los aviones están esparcidos en un perímetro de treinta kilómetros.
Los mayores daños en tierra se limitan sin embargo a un perímetro de seis kilómetros.
Según las primeras informaciones, nadie fue alcanzado en tierra por los restos caídos del cielo, en tanto once cadáveres fueron rescatados.
Un incendio se registró en una escuela, una granja y varias casas, pero fue controlado, donde varios policías y bomberos acudieron de inmediato.