La ley, llamada Fini-Bossi -nombre de sus autores, el ministro de Reformas Umberto Bossi, y el vicepremier Gianfranco Fini-, convierte en "optativo" el decreto que fija la cantidad de inmigrantes admitidos por año, con lo cual puede ocurrir que un cierto año el gobierno decida no dejar entrar a ninguno.
En base a la nueva normativa -considerada xenófoba por la oposición de centro izquierda- el permiso de permanencia es concedido sólo al extranjero que ya tiene un contrato de trabajo.