Cual si fueran electrodomésticos, los vietnamitas ofrecen esposas a partir de 900 dólares y con un año de garantía de reemplazo, por si la esposa se llega a escapar.
En tanto para las vietnamitas, casarse con un chino significa escapar de la pobreza que padece su país y de la baja posición social que tiene la mujer en su sociedad, es una fuente segura de una vida acomodada y vía de escape de sus tierras.
Por su parte, para los hombres chinos, la opción de poder comprar una esposa los libera de los requisitos cada vez más exigentes de las féminas de su país que para casarse, solicitan, por lo menos, una casa, un vehículo y un sueldo fijo elevado.
Sin embargo, como consecuencia de los matrimonios pagados y forzados, muchas de las esposas de los compradores al cabo de un tiempo se escapan, por lo que los compradores piden una garantía por si la esposa se escapa y para asegurar su vida familiar.
El tráfico de mujeres es frecuente en China por el desequilibrio de géneros, pero también por la presión social por formar una familia, lo que lleva a muchos hombres solteros de edad avanzada y en algunos casos a discapacitados, a "comprar" esposa.
Fuente: minutouno.com.ar