Legisladores laboristas y conservadores, además de organizaciones civiles sostuvieron que dicha propuesta constituye un "atropello a las libertades individuales".
"Desde 1952 hemos conseguido sobrevivir en condiciones óptimas sin este sistema de cédulas de identidad. Si el gobierno insiste con este plan, recibirá más oposición popular y de los partidos políticos", declaró el diputado laborista David Winnick.
Blunkett pidió a los diputados que decidan sobre el futuro del plan en menos de seis meses.
"No será necesario que la gente lleve todo el tiempo estas cédulas, pero las tarjetas tendrán información privada sobre la vida de cada persona", dijo Blunkett a la prensa.
Por su parte, la Asociación de Superintendentes de la policía y la Federación de Policías del Reino Unido señalaron que el nuevo sistema de cédulas ayudará a detener a personas e identificar posibles delincuentes en las calles.