¿Qué pide Carrizo?, que las discusiones sobre la recomposición de los salarios de los empleados públicos se lleven a cabo con representantes de gremios legalmente constituidos, que no es otra cosa que cumplir con la ley, y las normas que regulan el desenvolvimiento de las convenciones colectivas y de las paritarias. Eso es lo que descalifican Zitelli y El Ancasti, porque ellos rehuyen y se oponen a discutir con los gremios legalizados, como hacen con sus trabajadores, a quienes despiden cuando y de las formas que se les antoja, sin respetar los respectivos convenios, ni siquiera lo normado por la Ley de Contrato de Trabajo.
Y el último domingo, atacó al Centro Empleados de Comercio (CEC) por las supuestas “denuncias de irregularidades”, que en principio adjudica a “afiliados” de nuestro gremio, pero en el resto de la crónica alude a una sola persona. Allí se despacha acerca de “aparentes irregularidades” en la aprobación de la memoria y el balance del período 2009/2010, sobre los que “las autoridades gremiales les niegan información” –dicen-, pero sin embargo hasta el mismo diario ilustra su nota con una foto de los mencionados instrumentos administrativos puestos a disposición de todos los afiliados. ¿De dónde sacaron la foto, si es que estaban tan ocultos?
También aducen Zitelli y El Ancasti que la asamblea del CEC se realizó “sin veedores del Ministerio de Trabajo”, lo cual no debiera ser una imputación al gremio, que puntualmente y con constancia en las respectivas actas hizo los correspondientes pedidos de supervisión por parte de la autoridad laboral.
Y en el colmo de su paranoia informativa, el dueño de la autoquebrada empresa NORUZI para evitar las responsabilidades en el ya citado escándalo judicial de la “obra del siglo”, argumentan que “cuando un empelado de comercio se quiere afiliar, antes le solicitan que estén inscriptos en la obra social OSECAC”, lo que por otra parte es exactamente al revés, ya que muchos compañeros llegan al gremio para poder contar con los excelentes servicios de nuestra obra social. Todo a la inversa, como solamente pueden elucubrar Zitelli y su diario El Ancasti, que únicamente se refieren a la actividad sindical para denostarla y pretender desprestigiarla.
Pretender decimos, porque los trabajadores catamarqueños sabemos de las elevadas condiciones morales y de compromiso con la clase obrera largamente demostrados tanto por el compañeros Carrizo en la CGT, como por la legalidad y transparencia de procederes del Centro de Empleados de Comercio en su funcionamiento de inclaudicable resguardo por los derechos de todos los compañeros mercantiles de la provincia.
Los sindicatos legalmente constituidos debemos y actuamos siempre bajo el imperio de las leyes, no como lo hacen Zitelli y El Ancasti que permanentemente intentan burlarlas, como lo hicieron recientemente con las cesantías de una docena de trabajadores del diario y la radio de la misma empresa, presiónándolos con apuradas y disminuidas liquidaciones, esquivando los adecuados procedimientos que los respectivos convenios prevén en los casos de interrupción del contrato laboral.
No estamos ofendidos, ni preocupados por lo digan y/o escriban Zitelli y su diario El Ancasti, pero tampoco nos callaremos, ni bajaremos la cabeza, ante sus reiterados y difamatorios atropellos por el solo hecho de que dispongan de un medio de comunicación, que lejos de honrar con el noble ejercicio del periodismo, han convertido en un mediocre pasquín de calumnias y mentiras, al único servicio de sus intereses personales, y sometiendo a los peores indignidades a sus trabajadores, a quienes intimidan y prohíben su agremiación y libre participación en la vida sindical de la provincia.
Atacar a los sindicalistas y sus gremios es para Zitelli un acto de “defensa propia”, porque no quiere que “cunda el ejemplo” de un movimiento obrero organizado, y que –como decía Perón- se rija y, a la vez, exija que “dentro de la ley todo, fuera de la ley nada…”.
Roberto Antonio González
Secretario General
62 Organizaciones Peronistas de Catamarca
