Antes, el director general, Guy Ryder, que vivió su primer conferencia tras haber sido elegido en el cargo en octubre último, insistió con su programa de reformas para que la OIT "esté más cerca de sus mandantes" y "sea útil y pertinente".
En uno u otro sentido, cada uno según sus intereses y necesidades, las reformas para que el único organismo tripartito de gobernanza mundial tenga un rol de vanguardia en momentos de crisis y cambios profundos en el mundo laboral fue el reclamo recurrente de las delegaciones nacionales de trabajadores, empleadores y gobiernos durante las dos semanas que se prolongó la conferencia.
Los cambios, sin embargo, comenzaron a plasmarse en esta 102º CIT que, por primera vez, se abocó a la discusión de temas de impacto a futuro como el desarrollo sostenible y los empleos verdes, y el nuevo contexto demográfico, esto es, el envejecimiento de la población, en un contexto de creciente desempleo.
La principal preocupación de los delegados de la CIT, que tiñó toda la temática a debatir, fue la creación de empleo para los jóvenes, aunque siempre ligada a la crisis internacional.
Por fuera del debate general, la Conferencia tuvo un round aparte, que también se trasladó a las sesiones plenarias: el protagonizado por los Grupos de Empleadores y de Trabajadores por los alcances del mandato del Comité de Expertos y el derecho de huelga.
La discusión, de estricto contenido técnico, puso en juego el sistema de control de normas del organismo tripartito, al cuestionarse al Comité de Expertos, órgano asesor de la Comisión de Aplicación de Normas, piedra angular de la OIT.
La controversia, que venía del año pasado e implicó un virtual fracaso de la conferencia anterior, pareció descontracturarse al segundo día de los debates técnicos a puertas cerradas, cuando denodados esfuerzos de los dos grupos y el rol conciliador de las autoridades de la Comisión de Aplicación de Normas, encabezadas por la viceministra de Trabajo, Noemí Rial, dieron frutos en el primer consenso.
Así, la habitual lista de 25 casos de incumplimiento a la normativa laboral internacional pudo ser conformada, y el trabajo de la comisión, que atravesó debates difíciles, llegó al mayor éxito de la conferencia: conclusiones consensuadas.
No obstante, la cuestión de fondo sobre los alcances del derecho de huelga no fue resuelto, pero los mandantes se comprometieron a encontrar el espacio de diálogo en el Consejo de Administración, máximo órgano ejecutivo de la OIT, para que la discusión pueda ser saldada en el ámbito tripartito y a través del diálogo social y no sea necesario recurrir a la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya.
En la Conferencia participaron 4.719 delegados, entre ellos 156 ministros y, además de los encuentro programados de sesiones plenarias y trabajos en comisión, se celebraron 633 reuniones adicionales, según datos informados hoy en la clausura por Ryder.
El director general reivindicó la preocupación de los mandantes por la creación del empleo joven, la erradicación de la pobreza y el trabajo infantil.
Sin embargo, llamó la atención a los delegados con un solo dato de su recuento estadístico: "Me llama la atención las pocas menciones que tuvo en los discursos mi propuesta sobre la mujeres en el trabajo. No quiero pensar que tiene relación con que apenas 65 de los 291 oradores fueron mujeres", sentenció.
Ryder, Katamine, los líderes de los tres grupos y los vicepresidentes de la CIT resaltaron que la conferencia fue exitosa, y aunque reconocieron una enorme tarea pendiente, cerraron las deliberaciones con la satisfacción de haber puesto a funcionar otra vez el diálogo tripartito y con la expectativa de los nuevos desafíos de la OIT ante la exigencia de profundos cambios.
Fuente: Télam
