Tocar primero el cielo con las manos y después volver a ponerse en órbita para alcanzar cosas más terrenales parece difícil para cualquier mortal, pero sin embargo el equipo argentino supo conseguirlo.
Es que después de conseguir lo que parecía imposible, el equipo tuvo temple como para superar apenas 20 horas más tarde a Brasil en el clásico sudamericano, con el corazón todavía acelerado por la extasiante conquista del día anterior.Y si el 4 de septiembre era un día histórico para el básquetbol argentino, a partir de ahora lo será mucho más. ( Télam)