Además, la pasión del clásico parece estar necesitando un triunfo -de uno u otro-, que termine con la salomónica sensación de abulia que han entregado con los cuatro empates consecutivos.
Si hasta resulta difícil de percibir el clima expectante que en otras épocas paralizaba la ciudad varias semanas antes, casi desde que se conocía el fixture, y motorizaba la realización de apuestas. (Télam).