Los tiempos modernos que trajeron aparejadas crisis de distinto tipo en cualquier orden social, específicamente en el fútbol nacional provocaron, entre tantas otras, una llamativa falta de arqueros de buen nivel, algo que precisamente caracterizó a Argentina durante décadas.
Y la prueba más concluyente de esta falencia la ofreció el mundial de Corea-Japón, al que el equipo de Marcelo Bielsa llegó con un trío poco confiable, hasta el punto de otorgarle la titularidad a Pablo Cavallero después de ubicar en ese puesto a Germán Burgos durante todas las eliminatorias. (Télam).