El propietario del boliche, característico de la noche cordobesa, dejó encerrados a los funcionarios y a los efectivos y colocó un candado a la puerta de acceso.
La situación le fue avisada al subsecretario de Gobierno, Javier Alegre Capó, quien denunció lo ocurrido a la policía.
Tras convencer a personal de La Sorda de que abrieran el local los uniformados detuvieron a dos de sus propietarios y al encargado, informó la policía.
Pareja dijo que el encierro ocurrió mientras inspeccionaban el lugar, que "carece de habilitación", mientras revisaban las dependencias que conforman el inmueble.
En esas circunstancias "fuimos violentamente contestados y alguien da la orden a un empleado de que cierre la puerta y de que no nos íbamos a ir hasta que ellos quisieran", relató. "Nosotros estuvimos ilegalmente privados de nuestra libertad", dijo el jefe de Habilitaciones de la ciudad de Córdoba. (Telam)