Una treintena de familiares de reclusos de la Penitenciaria local se agolparon desde esta mañana en las puertas de la cárcel, para reclamar los malos tratos y la precaria condición de vida que se sufre allí dentro, y a propósito de la muerte de un recluso que se prendiera fuego en su propia celda, en la madrugada del Sábado.
Los gritos y las corridas de los familiares se intensificaban cada vez que la Guardia de Infantería se acercaba al alambrado de seguridad que da la calle, para tratar de dispersar, gatillo de por medio, a los manifestantes. Pero éstos respondieron con cascotazos que los policías soportaban tras los escudos de seguridad.
Cerca de las diez de la mañana, un policía del servicio penitenciario, se acercó, a tratar con los familiares, tratando de relativizar el conflicto, pero no hubo confianza alguna de esta otra parte.
El artífice de la revuelta, un interno de apellido Salinas, quien se prendiera fuego en su propia celda el Sábado por la madrugada, murió esta mañana en el Hospital San Juan Bautista, lo que habría provocado el malestar entre los familiares y amigos de los otros reclusos que se plegaron a la protesta iniciada por Salinas.
Concretamente, los manifestantes, pedían furiosamente encontrarse con alguna autoridad de la cárcel, más precisamente con el Dr. Guillamondegui, e ingresar al interior para constatar el estado de los internos, que se dice, están golpeados a causa de la batahola producida en el día de ayer.
Casi a las once de la mañana, se acercaron dos policías y un interno, que intentó hablar con los familiares, quienes enseguida sospecharon que se trataba de un recluso bajo presión policíaca o un“entregador”, por lo que se frustró la comunicación con el interior de la cárcel. Posteriormente a este intento, otro galeote de nombre Marcos llegó hasta el alambrado custodiado por dos guardias, y medió algunas palabras que no convencieron a los nerviosos manifestantes.
A todo esto la prensa aguardaba apostada en las calles la información de los acontecimientos, pero inesperadamente dos medios, uno oficial y otro no tanto, desaparecieron del ovillo, e ingresaron por la puerta de atrás de la penitenciaría, lo que provocó gran escozor en el resto sus colegas. A su salida los periodistas comentaron que la reunión allá dentro se mantuvo con el juez en lo correccional, Luis Guillamondegui, el Secretario de Seguridad, el Coronel Sánchez que minutos antes escapó fortuitamente de una linchada por parte de los manifestantes, y el Gran Cazeux. Explicaron que la requisitoria de“algunos”medios de prensa, dentro de la Penitencia surgió desde las autoridades, y solo se limitaron traducir de bocas de los funcionarios resumidamente los hechos acaecidos, aunque sendos medios se jactaron al aire de su exclusividad, y ampliaron declaraciones de“sus”fuentes.
Hasta las doce del mediodía, si bien los ánimos se habían templado, la Infantería seguía con los dedos en los gatillos, y la Policía provincial mantenía cercado el perímetro penitencial. Cabe recordar que hace trece años, trece presos murieron asfixiados en un motín alzado por los mismos reclamos, que hoy vuelven a oírse desde afuera.