Ja-Kapïl significa “portador de escudos” en lengua Guenenna iajesh, Puelche o Tehuelche del norte, mientras que kaniukura hace referencia a la “cresta de piedra” que caracteriza a la especie, en la lengua Mapudungun. Jakapil es un pequeño dinosaurio, de unos 1,5 metros de longitud y entre 4 y 7 kg de peso. Pertenece al grupo de los tireóforos o dinosaurios acorazados, cuyo rasgo más distintivo es la presencia de varias hileras de huesos dérmicos (asociados a la dermis de la piel) en forma de escudos que protegen el cuello, lomo y cola del animal, similar a lo que ocurre en los cocodrilos actuales.
Al igual que el resto de los tireóforos, tiene dientes en forma de hoja (romboides y con dentículos en el borde más externo, similares a los de las iguanas actuales) y con grandes caras de desgaste, lo que se condice con un eficiente procesado de una dieta herbívora. El rasgo más distintivo de Jakapil es la presencia de una mandíbula única para un tireóforo, relativamente corta y con una gran cresta en el borde inferior. La mayoría de los escudos son también particulares, muy aplanados, en forma de discos.
Los trabajos de campo fueron realizados por integrantes del Área de Paleontología de la Fundación Azara, la Universidad Maimónides y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), con la colaboración de colegas y equipo de la Universidad de Lousiville, el Field Museum y la Universidad de Alberta, en varias oportunidades.
El Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, afirmó acerca del descubrimiento: “Un mes después del descubrimiento de Meraxes, el gran devorador de dinosaurios, nos encontramos ante un nuevo hallazgo paleontológico en Sudamérica, y más precisamente, en suelo argentino, en la provincia de Río Negro. Gracias a la capacidad de las y los investigadores que trabajaron en el descubrimiento del Jakapil kaniukura, podemos seguir conociendo las especies que habitaron nuestra tierra hace millones de años, y reivindicar a los pueblos originarios nombrando en su lengua a estos impresionantes seres”. Y concluyó: “Para la ciencia, sin lugar a dudas, se trata de una pieza esencial en el rompecabezas paleo: un hallazgo que permite sumar un tireóforo a los escasos restos incompletos conocidos para la Argentina”.
El trabajo científico fue publicado en Julio de 2022 en la prestigiosa revista científica Scientific Reports del grupo Springer-Nature, con el título “A new Cretaceous thyreophoran from Patagonia supports a South American lineage of armoured dinosaurs”, con la autoría de Facundo Riguetti, Sebastián Apesteguía (ambos de la Fundación Azara, la Universidad Maimónides y el CONICET) y Xabier Pereda- Suberbiola (de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea).
Aunque el equipo de campaña lleva ya más de 20 años trabajando en el Área Paleontológica de La Buitrera, los primeros restos de Jakapil se colectaron en 2014 y hasta 2020 se siguieron obteniendo más huesos.
Cazando fantasmas
Los dinosaurios tireóforos son muy abundantes en el hemisferio norte, pero el registro fósil de este grupo en el hemisferio sur, y más específicamente en Sudamérica, es muy escaso. En la Argentina, los únicos restos que se conocían previamente sólo comprenden materiales muy incompletos, al punto que no permiten reconocer especies novedosas. Tan es así que, tras más de 200 años de historia de la paleontología de vertebrados en la Argentina, Jakapil es el primer dinosaurio acorazado argentino en recibir un nombre. Y no solo eso. La gran mayoría de dinosaurios acorazados son animales grandes y cuadrúpedos, los famosos anquilosaurios y estegosaurios. Pero Jakapil recuerda a los primeros tireóforos como el europeo Scutellosaurus, pequeños animales que muy probablemente hayan sido también bípedos. Lo más sorprendente es que, mientras animales como Scutellosaurus vivieron hace unos 200 millones de años (periodo Jurásico temprano), Jakapil es de menos de 100 millones de años, muchísimo más reciente, y por lo tanto representa un linaje muy antiguo de tireóforos, de tiempos en que todos los continentes estaban unidos, y que sobrevivió en nuestra región sin que nadie lo notara hasta ahora.¿Por qué es importante?
La importancia del nuevo registro puede verse desde varios enfoques. En primer lugar, Jakapil kaniukura es la primer especie de tireóforo basal descripta para Sudamérica, llenando un espacio vacío para este grupo. Por otra parte, la presencia de un nuevo linaje antes desconocido de tireóforos tempranos en la región nos permite incorporar mejor las faunas locales al contexto global.Jakapil nos muestra que, en Sudamérica, vivió y perduró durante mucho tiempo un linaje de tireóforos de aspecto diferente a los de otros lugares. A su vez, Jakapil también complementa un nicho de herbívoros pequeños que se alimentaban a baja altura, del cual hasta el momento sólo conocíamos a los esfenodontes herbívoros de La Buitrera, antiguos parientes de los lagartos. Esto nos muestra también la complejidad de la comunidad de vertebrados en el Desierto de Kokorkom.