El texto, que conlleva la derogación de la ley 4413, propugna que la entrada en vigencia sea a partir de la iniciación del ciclo lectivo correspondiente al 2003 y dispone que la enseñanza de los contenidos propuestos será impartida en todos los casos por personal docente con título oficial en la materia y estipula que la Subsecretaría de Planeamiento y Gestión Educativa, a través de sus organismos específicos, elaborará los programas de estudio con destino a los diferentes niveles de educación, debiendo -a través de sus organismos específicos- incluir el espacio Folclore Argentino en la currícula oficial dentro de las plantas orgánicas funcionales de cada establecimiento educativo.
Al establecer el proyecto la derogación de la ley 4413, actualmente en vigencia y en cuyo primer artículo dispone implementar la enseñanza e investigación del folclore argentino en las escuelas de nivel primario, secundario y superior de la provincia, el argumento empleado es que la transformación educativa impuso cambios estructurales importantes con nuevas clasificaciones en los niveles de enseñanza y por ende en los organismos de aplicación, considerándose necesario la correspondiente actualización.
En el texto de fundamentos que acompaña a su propuesta Morales señala que "nada fortalece más el sentido de identidad nacional que empezar a comprender, internalizar y dignificar nuestro folclore" y puntualiza que la Ley Federal de Educación 24195, en su artículo 5º (título II Principios Generales - Capitulo I "De la Política Educativa") fija que el Estado Nacional "deberá fijar los lineamientos de la política educativa respetando derechos, principios y criterios, entre ellos el fortalecimiento de la identidad nacional atendiendo a las idiosincrasias locales, provinciales y regionales".
Rescatando el concepto de folclore, "entendido como la ciencia que se interesa por un aspecto determinado de la cultura que da al hombre el sentido de pertenencia a un determinado grupo con su patrimonio cultural, del que forman parte las tradiciones, costumbres, ceremonias, vivienda, alimentación, religiosidad popular, expresiones musicales e instrumentales, etc.", Morales trae a colación la clasificación del folclore, hecha por un estudioso como Boggs. En ella abarca la mitología, leyendas y tradiciones, dramas populares, artes, oficios, vestimentas y ornamentos, comidas y bebidas, creencias, magia, medicina, lenguaje popular, proverbios y enigmas.
Luego puntualiza que Catamarca "cuenta con señeras instituciones formadoras de docentes en folclore que no encuentran una salida laboral más que en lo recreativo a través de la danza y la música, dejando a la mera tradición los otros aspectos tan importantes de nuestro acervo cultural" y rescata que la transformación educativa "ha previsto cambios sustanciales en la estructura general del sistema educativo, estableciendo una nueva clasificación a los distintos períodos de enseñanza, con un ciclo Básico Común que se extiende a nueve años de aprendizaje, subdivididos en ciclos, por lo cual desaparecieron las denominaciones de nivel primario, secundario y las respectivas instituciones de los cuales dependían los establecimientos de dichos niveles".
{adr}Morales concluye observando que los cambios introducidos al sistema de enseñanza "establecen los objetivos a cumplir por cada nivel de aprendizaje con una serie de cometidos que solo podrán darse íntegramente solo si comprendemos nuestra cosmovisión tradicional conociendo, comprendiendo, rescatando, recreando, respetando nuestras tradiciones, dignificándolas ante la perspectiva globalizadora de los medios de comunicación, no subestimando ni avergonzándonos de nuestras legítimas raíces".