Según explicó, lo normal es que los análisis detecten un millón de elementos de algas por litro, mientras que ahora se registran 35 millones.
Reiteró que pese a que “el agua no cumple con las cualidades de ser inolora e incolora es completamente apta para el consumo humano”.
Cabe recordar que desde hace unas semanas se registran reclamos de consumidores sobre el mal olor y sabor que registra el líquido.
Dávila remarcó que “el dique San Roque tiene una cantidad de algas excepcional, lo que hace que, pese a los procesos de potabilización, queden rastros de olor”.
“Lo primero que hacemos es monitorear el estado del embalse para saber el tipo de agua cruda que llega a la planta para ajustar el proceso”, relató.
En cuanto al olor, aseguró que se debe a que “el alga al ser extraída y procesada, despide una sustancia orgánica -inocua- que tiene como olor a tierra”.
La ejecutiva relató que la concesionaria "aplica la preozonización con oxidantes iniciales al ingreso de agua cruda y tratamientos tradicionales con dosis reforzadas, además de otros específicos con carbón activado".
"Se hace un monitoreo diario a través de mil controles en la planta Suquía, que se preparó considerando la proliferación de algas. Ese centro puede tratar el actual volúmen de algas. Si no fuera así, habría colapsado y el 70 % de la ciudad no tendría agua".
La vocera de Aguas Córdobesas recordó que en 1997 sucedió algo similar en la capital mediterranea. (Cadena 3)
