Ya en el mostrador, el lomo, el cuadril, el asado o cualquier parte anatómica del pobre vacuno -que a la carnicería llegan juntos en una media res y a precio único- costarán a cualquier ama de casa entre dos y cinco veces el valor que recibió el productor por cada kilo de hacienda en pie o "kilo vivo", según sea el grado de "viveza criolla" del carnicero.