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Viernes 26 de Abril de 2024
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SANTIAGO DEL ESTERO

Más de 50 mil personas desafiaron el intenso calor en la fiesta de San Esteban

Enmarcando un fenómeno que año tras año va en crecimiento, una multitud de fieles de toda la provincia y de fuera de ella, protagonizaron en la tarde de ayer, una de las fiestas populares más arraigadas de Santiago del Estero.
(DIARIOC, 27/12/2010)Apenas comienza a despedirse el día de Navidad y las últimas luces del sol iluminan el camino que lleva a Sumamao, éste se puebla de peregrinos envueltos en atuendos rojos y amarillos; algunos corren, otros caminan, pero todos tienen el mismo destino: llegar hasta la casa donde se encuentra la pequeña imagen de San Esteban que es centro de una de las devociones más arraigadas en la religiosidad popular santiagueña.

Comienza a amanecer y la visión que muestran las primeras luces es sorprendente: una interminable cola de personas, que luego de caminar esperan más de una hora para tomar gracia del Santo. Sus rostros se ven agotados. “Yo caminé desde Loreto, son 23 kilómetros; se me hicieron ampollas, estoy rendida, pero feliz por haber podido cumplir mi promesa”, testimonia María, mientras espera sentada en el piso su turno de ingresar en la pequeña capilla.

En un ciclo interminable las bombas de estruendo y las gruesas de cohetes se intercalan una y otra vez. El aire huele a pólvora y por el sistema de audio un animador da cuenta de la presencia de músicos y celebridades, mientras que en el lugar donde tradicionalmente se realizan las vivas comienzan a colocar los arcos (grandes ramajes plantados previamente por los promesantes que han nombrado al Santo protector), de donde cuelgan golosinas, serpentinas, globos y papeles multicolores que serán el centro de la disputa de los alféreces (jinetes) en la última corrida en honor a San Esteban.

Al principio, en una ordenada ceremonia los músicos ingresan al predio, y ejecutan la tradicional marcha con acordeones y bombos. El ritmo es contagioso, a tal punto que es casi imposible no acompañarlo con palmas o golpeando los pies el piso, los promesantes montan y pasan entre los arcos y luego de superar el último, salen a todo galope hacia el público que les arrojan caramelos y otras golosinas, tal como lo hacen desde hace décadas, en un ritual que fue transmitido por generaciones.

“Hace más de 30 años que vengo a la fiesta de San Esteban y algunas cosas cambiaron pero, esencialmente es lo mismo. Antes, en los arcos solo se colocaban, papeles de colores, roscas, empanadillas, rosquetes, bolsitas con algarrobas y mistol, esas eran las ichas, que son algo así como las ofrendas, son como cosas santas porque fueron ofrecidas y bendecidas por nuestro patrono”, compara “Tito” Cisterna, un viejo promesante de la zona.

Los músicos se retiran del predio. Esa es la señal de que estaban esperando para hacer la última carrera. Los auxiliares piden a la gente que se retiren lo más que se pueda y advierten que “las vivas” serán muy riesgosas; entonces las gruesas de cohetes estallan entre los vasos de los caballos y salen en una alocada carrera y a la señal del síndico que porta una bandera argentina. Jinetes y promesantes se lanzan en medio de un caos sobre los arcos.

Por los altavoces se anuncia que los “indios” comenzaron su carrera desde los márgenes del Mishqui Mayu hasta el santuario, un recorrido de poco más de cuatro kilómetros, algunos de ellos son padres que corren con sus pequeños hijos. “Yo corrí con mi hijo porque él estuvo muy enfermo, yo hice esta promesa, y aquí la estoy cumpliendo”, expresa orgulloso Walter Leguizamón.

La pequeña imagen sale al patio para recibir a quienes ofrendaron la carrera, quienes se postran ante la estatuilla y algunos pasan por debajo de las andas que la sostienen.

La fiesta de San Esteban entra en su etapa final, el calor del verano santiagueño obliga a buscar las enramadas y las sombras de los árboles que terminan siendo insuficientes, pero esto no impide que algunos bailarines ensayen zarandeos y mudanzas bajo de un frondoso algarrobo, completando la postal de la religiosidad popular que sólo en Santiago del Estero se puede de esta forma expresar.

Fuente: elliberal.com.ar

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