Cuando las primeras horas de un nuevo día transcurrían, la ciudad se encontraba agitada por el festejo de algunos por el triunfo de Boca sobre River, el transitar de decenas jóvenes en motos, la asistencia al boliche bailable del lugar, y fiestas en domicilios particulares. En medio de este clima festivo, nada hacía presagiar la dolorosa noticia; tampoco la familia Garzón (padres y cinco hijos), habitantes del barrio San Joaquín, que luego de compartir un asado y disfrutar del Superclásico, se retiraron a dormir los progenitores y los dos niños pequeños.
Quienes quedaron despiertos fueron los dos hermanos mayores mirando televisión un programa cómico, por lo que María Esther (20 años) y Julio César Garzón, disfrutaban entre risas de un ameno momento.
En medio de la madrugada, el jovencito le entregó a su hermana su celular y le pidió que contestara por él los mensajes que comenzarían a llegar. Seguidamente, el chico se levantó y fue al fondo de la vivienda.
Efectivamente, a los pocos minutos ingresó el primer mensaje por lo que su hermana lo buscó para preguntarle qué respondería. Y lo encontró. Atónita asistió el preciso instante en que su hermano gritó: “Papi” y se disparó la escopeta en la zona abdominal.
María Esther, desesperada y a los gritos, llamó a sus padres, quienes se levantaron y corrieron a ver qué sucedía, oportunidad en la que encontraron a Julio César con un disparo en el estómago.
La víctima, mientras respiraba con dificultad, les pidió perdón a sus padres y hermanos por la decisión tomada y un vaso con agua. Por otra parte María Esther llamó al hospital para pedir una ambulancia y trasladarlo a su hermano, quien aún estaba con vida. En una primera comunicación le contestaron que ya enviaban el auxilio médico, pero con el paso de los minutos y la desesperada necesidad de salvar a su hermano, insistieron con el pedido; implorando les dijo que su hermano se moría y le contestaron -de acuerdo aconmanifestado por la familia- que no había ambulancia, mientras ya había transcurrido cuarenta minutos.
Los vecinos que había tomado contacto con la noticia y se reunían en la casa de los Garzón, solicitaron la camioneta de la municipalidad y trasladaron al joven, quien a la 1.45 dejó de existir, según certificado extendido por el Dr. Danilo Ferenci.
Fuente: elliberal.com.ar