Para satisfacer a sus seguidores locales, Milanés aseguró a Télam que no le pesa tener que abordar muchos de los clásicos que creó en los 70 y 80. "A mí me encanta recurrir a esas canciones, las gozo, las disfruto", sostuvo.
Pablo confió que en tren de poder recrear piezas como "Yo pisaré las calles nuevamente", "Yolanda", "Años" o "Yo no te pido", por citar sólo algunas viejas gemas, "me traslado a su época, a su entorno y eso me hace vivir unos momentos muy agradables por esa sensación de creatividad instantánea".
Pese a esa postura, el cantautor lamentó que "los medios y el público se vician con las canciones y los repertorios y cuando hay otras canciones ya nadie las escucha y nada más quieren oír lo trillado".
"Yo fui público y quería que Serrat me cantara ’Mediterráneo’, pero igual aprovecho los recitales para poner todas mis canciones y mostrar lo que estoy haciendo ahora", redondeó.
Milanés actuará jueves, viernes y sábado en el ND Ateneo (Paraguay 918), el 24 en la Universidad de Santa Fe, el 26 en el Orfeo de Córdoba y se despedirá el 30 en el porteño Gran Rex.
Cada noche será secundado por Carlos Miguel Núñez Hernández (piano y dirección), Germán Velazco Urdeliz (saxo), Dagoberto González Hernández (violín), Osmani Sánchez Barzaga (batería), Luis Angel Sánchez (bajo) y Eugenio Arango Noa (percusión).
En estas presentaciones en la Argentina, el cubano hará gala de lo prolífico de su trabajo, ya que interpretará temas de sus dos últimas placas "Como un campo de maíz" y "Días de gloria", que han pasado casi desapercibidas por las bateas locales.
De cara a esta seguidilla, el trovador deslizó que "me imagino que mis amigos (por Fito Páez, León Gieco, Mercedes Sosa, Juan Carlos Baglietto y Víctor Heredia, entre otros) vendrán como siempre y es posible que surjan planes entre nosotros".
A la hora de adelantar proyectos, no se anduvo con chiquitas y profetizó que su próximo disco "marcará un hito en mi carrera" ya que lo unirá con su compatriota, el genial pianista Chucho Valdés.
"Es un disco a piano y voz -anticipó- con todas canciones nuevas que resume un proyecto de cuatro o cinco años y creo que constituye uno de los más exquisitos y perfectos discos de mi carrera".
El artista nacido en Báyamo el 24 de febrero de 1943, no renegó del rol de trovador que abrazó desde mediados de los 60 como cabeza -junto a Silvio Rodríguez y Noel Nicola- de un colectivo de músicos que esparció los ideales de la revolución cubana por medio de la canción.
"Sin quererlo uno se convierte en un cronista que tanto halaga como critica lo que ocurre. Al trovador no le queda otro remedio y hay que asumirlo con dignidad", reflexionó.
Consultado acerca de su impresión sobre el presente cubano y la actualidad del régimen del que es crítico pero no contrario, apuntó que "el país transcurre en tranquilidad, hay una normalidad absoluta".
El guitarrista y cantante aseguró, además, que "ante este cuadro de situación y como ciudadano normal, ya no me inquieta como pueda estar la salud de Fidel Castro que, según parece, se sigue recuperando".