Mientras los diarios nacionales muestran a Julio Cobos en sus tapas como principal ganador del domingo, los catamarqueños se preguntan qué hizo el vicepresidente para llevarse los laureles.
Esas son algunas de las varias lecturas que se puede hacer tras un agitado domingo de elecciones en Catamarca. Una jornada en la que el catamarqueño mostró sus ganas de castigar y apoyar. Casi el 65 por ciento emitió su sufragio y siguió atentamente las circunstancias del acto por televisión.
Casi diez puntos separaron al Frente Cívico y Social de la alianza Frente Justicialista para la Victoria. Es cierto que el partido gobernante se impuso sobre el aparato nacional de la presidenta de la Nación con ministros y fondos incluidos. Pero también es cierto que el partido gobernante se aprovechó de las insistentes tendencias autodestructivas de la oposición que se evidenciaron con las solicitadas de Ramón Saadi y la falta de pronunciamiento de Luis Barrionuevo.
También el análisis debe abarcar a los partidos minoritarios que han perdido terreno en el concejo y en la legislatura. La polarización llevó a los mayoritarios a apoderarse de todos los escaños. Manzi, Liliana, los seguidores de José Perea y los jóvenes del machismo, apenas superaron a los votos en blanco, un logro que no amerita figurar en los libros de historia.
La oposición deberá ahora pensar que el beneficio para los catamarqueños no deberá llegar solo para el tiempo de elecciones, las viviendas son necesarias siempre. También tendrán que debatir sobre las figuras que siguen dividiendo al sector y redescubrir las raíces del justicialismo.
El oficialismo por su parte, deberá manejar el poder casi total de las instituciones desde diciembre y saber autocontrolarse ante la ausencia de una oposición constructiva. De no ser así, el electorado sabrá el momento y la manera de volver a castigar.