En este sentido los vendedores, desconfían aún mas del cumplimiento del acuerdo cerrado por la comuna y avizoran un futuro aún mas conflictivo del que se vivió meses pasados, que terminó con una represión policial inclusive.
Según cuentan, los mismos vendedores, la comodidad que les permite la calle no la gozan encerrados en un local, además las ventas cayeron en un 70% desde que alquilaron en el local de calle Rivadavia.
Por otro lado, los inspectores municipales de calle, se muestran afligidos, por el conflicto, ya que no ven una solución de plano en los acuerdos que cerró la municipalidad prometiendo un predio en la vieja estación de trenes, cuando aún ni se empezó la obra, y ya se vence el plazo acordado. Tomando en cuenta que en 20 días mas se inaugura la feria administrativa con el cambio de gobierno.
A todo esto hay que sumarle el inconveniente que se plantea en torno a este conflicto, y es que los inspectores de calle son afectados directamente a la tarea de desalojar los vendedores, desatendiendo otros aspectos de su función.
Otro de los rumores que trascienden entre los inspectores de calle y que ensañan a las autoridades municipales, es el endilgue del manejo de dos o tres comercios en plena peatonal por parte de algunos vendedores ambulantes. Sin embargo, los propios vendedores insisten en que defienden el trabajo de veinte años sin perjudicar a nadie, y presumen con que este brete, tanto como otros, también sea trasladado a la próxima gestión como una forma de resolver cuestiones internas.