En la estación Once, están tanto adentro, como afuera, por Presidente Perón. Noes nuevo. Pero cada vez son más.Grandes, chicos, mayores, durmiendo como sea, envueltos en frazadas algunos y otros en harapos. Pero está realidad que duele se va extendiendo y es algo habitual verlos debajo de las autopistas, plazas y en algunos negocios, con pequeñas entradas para resguardarse.
Peroahora el fenómeno se ha extendido a Corrientes, a la altura del 2400 y 2300 dellado impar, en plena calle. Son muchísimos. Nadie hace nada. Acercarles una taza de té o un plato de sopa, sería un paso o ponerlos a dormir enun vagón, sería quizás mejor. No es la solución, pero algo es algo....Alguien tendría que dar el primer paso y salir de la abulia, para que algunos,que ya son cadavez más se sientan algo mejor.....