Unas 70 mil personas vibraron y se emocionaron en la noche del viernes en River Plate, con el regreso del trío argentino Soda Stereo, que ofreció un estupendo show, plagado de momentos excepcionales.
Banda poco afecta a la demagogia, buscando hacer siempre lo que le gustaba y obligando al público a seguirla al navegar en aguas desconocidas, Soda hizo una concesión y en esta gira de regreso revisó toda su historia.
Con el marco que ofrecía una puesta en escena estupenda, un estadio repleto y un sonido más que poderoso, los Soda sólo se ocuparon de sonar bien y vaya que lo lograron, si se tiene en cuenta las emociones provocadas entre los asistentes.
Vestidos completamente de negro, con Cerati luciendo la Jackson azul de la primera época del trío, el trío abrió el grifo con una jugosa versión de "Juegos de Seducción".
Minutos después, sorprendieron a todos con "Tele-Ka" de su primer disco del año 1984, al que le sucedió "Imágenes Retro (Telarañas)", canción entre dark y funky de "Nada Personal" (1985).
Tras revisar sus momentos de gloria de los 80, Soda se metió en su etapa sónica rescatando el fuego eléctrico de "Texturas" del disco "Dynamo" (1992) con el que el grupo le abrió la escena a grupos como Babasónicos y Tía Newton.
Esos eran tiempos en los que Cerati, Zeta y Alberti devoraban los discos de My Bloody Valentine y Ride, bandas británicas de la movida noise.
En lógica similar la siguió "Hombre al agua" del disco "Canción Animal" (1990) que se prolongó en la gema "En camino" del disco "Signos" (1986).
El publico acompañó cada canción y disfruto con momentos en que la banda ofrecía aquellas canciones que no fueron singles radiales pero que si están muy metidas en la memoria colectiva de los fans.
"En la ciudad de la furia" los volvió a mostrar brillantes y cobro significado ante la rabia violenta que se había vivido durante la jornada por diversas muertes acaecidas en el país.
Cuando mencionó la frase "un hombre alado prefiere la noche", Cerati miró al cielo y seguramente recordó a personas muy cercanas a Soda que fallecieron hace tiempo como Alfredo Lois, videasta de la banda, el primer jefe de prensa del grupo Roberto Cirigliano y su propio padre, Juan José Cerati, amén de alguien estéticamente cercano a la banda como Federico Moura.
Los Soda fueron camaleónicos a lo largo de su carrera, en especial a la hora de diseñar su sonido, y por eso en el show repasaron su etapa más funky con canciones como "Picnic en el 4 B".
En el año 89, cuando salió el disco "Doble Vida", el geniecillo de Minneapolis, Prince le volaba la cabeza a muchos rockeros argentinos y fue en esos tiempos, que Soda concretó el mejor disco argentino de funk.
En "Zoom", Zeta sorprendió a todos con su armónica, a la que sacudió hasta el final cuando lo engancharon con "Cuando pase el temblor", aquel carnavalito reggae, que es uno de los grandes hitos de la carrera del trío.
Antes de terminar con "...el temblor", los Soda le tomaron un poco el pelo al reggaeton, convirtiendo a River en la pista de baile de una bailanta.
De las baladas del grupo, la primera fue la discotequera "Corazón Delator", a la que le siguió la oscura "Signos", quizás un himno del dark argentino.
El trío demostró nuevamente su sabiduría funky haciendo saltar al estadio con "Sobredosis de TV" y otra pieza del recuerdo como "Danza Rota", de ritmo frenético ambas.
Este segmento se cerró con "Persiana americana", "la canción" de la segunda mitad de los ’80 para millones de latinos, sin espacio a dudas.
Con otra balada, "Fue" del disco "Dynamo", Cerati le sacó lustre a su garganta, abriéndole las puertas a la etapa noise a la que le siguió "En remolinos" y el frenesí de "Primavera 0", todas del mismo álbum.
Alguien se preguntara por qué volvieron los Soda, pero si el mar se agita con el regreso de un grupo después de 10 años, es porque en la superficie no se agita nada novedoso, y Cerati-Zeta-Alberti ponen en evidencia la orfandad de ideas de sus colegas cuando muestran que navegaron en mil mares de estilos distintos.
Un momento inolvidable tuvo la gente cuando el grupo desempolvó "No existes" del disco "Signos", una canción claustrofóbica de amantes suicidas.
A esa hora, la noche porteña perdió sus luces porque Soda le dio rienda suelta a su faceta más oscura con "Sueles dejarme solo", demostrando que la banda le dio entidad y forma al dark argento.
En las afueras, el frío no embestía, pero dentro de River reinó el vértigo cuando Cerati entregó un solo plagado de acoples y agudos para hacer correr la música a través de los cables y las venas.
Más tarde sonaron "En el 7 día", "Un millón de años luz" y el set se cerró con "De Música ligera", que esta vez solo arrancó un "salud" de Cerati.
Tras un silencio de minutos, la banda volvió para los bises que arrancaron con "Disco Eterno", la única canción de "Sueño Stereo" (1995), su último disco de estudio, interpretada anoche.
También sonó la optimista "Cae el sol", que Cerati concluyó calzándose un sombrero ancho para tocar el "Prófugos", vestido tal cual como en la gira de "Signos", allá por el año 1987.
El estadio volvió a saltar como si no hubieran pasado más de dos horas de show y vibró con la hermosa "Zona de promesas", una hermosa canción que esta incluida en un olvidado recopilatorio de la banda y que debuto de la mano de Fabiana Cantilo, allá por el año 1993 con su disco "Golpes al vacío".
La vida de un músico y de un oyente de rock esta plagada de riffs pegadizos, frenéticos y algunas veces idiotas, el de "Nada Personal" es uno de esos, y aún puede enloquecer a la gente, como lo demostró para cerrar la primer y demoledora noche de Soda en River.
Fuente: Télam
Foto: Fernando Gens - Télam.
