“Me arrojaron una piedra en el estómago”

(DIARIOC, 12/01/2011) El trabajo periodístico, o comunicacional que esté a favor de la actividad minera o a las obras financiadas por los emprendimientos, se ve a menudo amedrentado por los antimineros. Que pese a tener sus propios ideales o fundamentos, y que en un estado democrático son respetables, los asambleístas no opinan lo mismo.

Para muchos de los integrantes de la asamblea El Algarrobo, no está permitida la divergencia, la antinomia lógica de pensamiento. No todas las personas piensan igual, y la falta de tolerancia en relación a opiniones en cuanto a la contaminación que puede producir la actividad minera, es materia corriente en el departamento. Porque así como hay andalgalenes que están en contra de la industria minera, los hay también aquellos que habitan en La Perla y apelan a la continuidad de los emprendimientos mineros y la apertura de Agua Rica.

En este sentido, hay personas que entienden que la controversia de pensamiento, es fundamental para mejorar el desarrollo político, social y económico en un estado de derecho. No obstante, la situación en Andalgalá ni siquiera alcanza a respetar estos parámetros preestablecidos para un buen funcionamiento social.

Es que en la jornada de ayer, en plena inauguración del Lavadero Industrial donde se encontraban, el Secretario de Minería de la Nación y autoridades del departamento. También participaban personas de diversos distritos del departamento y los empleados que se beneficiarán de la empresa, que fueron agredidos por grupos antimieros.

Niños, jóvenes y adultos tuvieron que soportar horas de tensión por las bombas de estruendo, cánticos e insultos por parte de los asambleístas que se hallaban en el lugar.

Sobre este contexto, una mujer -que trabaja en un medio digital de la comuna- fue acompañada por su pequeño hijo al acto inaugural, donde se dispuso a concretar su labor, fotografiando lo que allí sucedía.

No obstante, cuando personas del distrito El Potreo se disponían a salir de la inauguración del lavadero, integrantes del algarrobo, comenzaron a agredirlos. Estas imágenes fueron tomadas por la comunicadora quien contó que en ese momento recibió una piedra en el estómago, al tiempo que caían bombas de estruendo muy cerca de la gente que participó del acto.

Pero el relato de la mujer, fue mucho más allá, y dijo que por más intentos “es imposible dialogar con ellos, porque tratan mal a la gente”, dejado entrever que este grupo de supuestos ambientalistas no aceptan posturas diferentes.

Muchas de las personas que fueron a manifestarse en contra de la minería, no dejaban de insultar, mediante groserías subidas de tono, a los presentes. El plus, varios de estos agresores son, nada más y nada menos, profesores que tienen a su cargo niños que son hijos de empleados de empresas mineras, generando más desconfianza y temor entre los pueblerinos.

“Yo estaba con mi hijo y no pude salir de la inauguración, algunos estaban sacados”, dijo la mujer quien en horas de la mañana se acercó hacer la denuncia policial, debido que pudo identificar a los agresores. “La justicia tampoco hace nada”, se quejó luego.

La agresión, la violencia y los insultos -lanzados por una minoría que no representa la totalidad del pueblo andalgalense- llegaron a un punto tal que muchos temían que se repita un nuevo 15 de febrero, donde niños, jóvenes y adultos salieron perjudicados tras un hecho lamentable, que devino en represión policial y entidades municipales destrozadas.