El ex presidente liberal (1993-97) y líder del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) obtuvo la mayor cantidad de votos, pero muy lejos del 50 por ciento más uno necesario para alcanzar la presidencia en forma directa, según proyecciones coincidentes de boca de urna, ya que aún no hay resultados oficiales.
Sánchez de Losada obtuvo el 22,4 por ciento de los votos según el grupo multimedia Recta Final; 21,7 por ciento, según Usted Elige y 23,7 por ciento según PAT-Fides.
Por su parte Reyes Villa, ex militar populista de derecha, quedó habilitado para disputar la silla presidencial, pues todos los resultados coincidentes lo señalan como el segundo más votado con 20,9 por ciento de los sufragios según Recta Final; 22,3 por ciento para Usted Elige y 21,97 por ciento de acuerdo con PAT-Fides.
Pero esta búsqueda de aliados no se anuncia fácil ya que Morales, la gran sorpresa de las elecciones del domingo pasado, y furibundo opositor del modelo de libre mercado, del cual Sánchez de Lozada es fiel representante, cerró cualquier posibilidad de conceder sus votos al ex mandatario o a Reyes Villa.
"Quienes quieren negociar con el Movimiento Al Socialismo (MAS, el partido de Morales) pierden su tiempo", subrayó el líder cocalero que obtuvo el 18 por ciento de los votos, y remató. "No va a haber ninguna alianza".
El ex presidente Jaime Paz Zamora (1989-93), que se ubicó en cuarta posición cuando las encuestas lo ubicaban por encima de Morales, vaticinó el sábado pasado ante corresponsales extranjeros que "Sánchez de Lozada no será presidente", porque "es rechazado por 6 de cada 10 bolivianos".
{adr}Tras el plan de erradicación de plantaciones que inició Banzer y siguió luego el actual presidente Jorge Quiroga, se redujeron de 40.000 a 6.000 las hectáreas plantadas con coca.
Las pequeñas plantaciones, sin embargo, no han podido ser eliminadas debido a la firme defensa de los campesinos cultivadores de coca y de Morales, que era diputado hasta febrero pasado, cuando los partidos tradicionales lo expulsaron del Parlamento.
Esa expulsión, más las constantes críticas de la embajada de Estados Unidos, lo ayudaron a subir en la intención del voto.
Además, su presencia refleja el rechazo de la población hacia el modelo neoliberal que rige en Bolivia desde 1985, según coinciden los analistas. (Télam-SNI)