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Viernes 26 de Abril de 2024
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A 40 años de dos récords inalcanzables del fútbol argentino

Ese resultado quedó establecido como la mayor diferencia entre dos equipos desde que se instrumentó el profesionalismo en 1931 y la cantidad de tantos anotados por Taverna, la mayor que convirtió un futbolista en un mismo partido.

El encuentro correspondió a la duodécima fecha del Campeonato Nacional de ese año, que a diferencia de la B Nacional de estos tiempos, se componía de los equipos de primera división a los que se sumaban aquellos clasificados en los Torneos del Interior, divididos en zonas, y se jugaba después del Metropolitano.

Este partido correspondiente a la Zona A se jugó un domingo de sol ante escasa cantidad de espectadores (1.539 según los registros de AFA).

Es que había que ser "muy hincha" de Banfield para consumir ese menú futbolístico que no ofrecía nada apetitoso como para merecer la entrega de una tarde primaveral a los "dioses de la número cinco".

Pero a los 16 años, uno de esos espectadores ávidos de fútbol y apasionado por los colores verde y blanco decidió, más por intuición que por conocimiento real, que algo interesante podía pasar en el viejo estadio de Peña y Arenales.

En la década del ´80 existió un programa televisivo llamado "Yo fui testigo", que contaba episodios de la vida argentina desde la óptica de quien lo reflejaba.

Pero como en periodismo no es dable la referencia en primera persona, esta historia puede describirse poniendo al testigo en cuestión en el orden de la tercera.

El adolescente mencionado se instaló en la tribuna local durante el primer tiempo, allí donde iba la "no tan brava" barra de entonces, para observar como un voraz Taverna anotaba cinco de los siete goles con los que Banfield terminó la etapa ganando 7-0. Los otros dos fueron obra de Enrique Lanza y Luis Roselli.

Para la segunda mitad la zanahoria estaba puesta en la cantidad de tantos que podía convertir "Juanchi" para quebrar el record de seis goles en un mismo partido convertidos por el delantero de Argentinos Juniors Rafael Domingo Moreno dos años antes, en un 8 a 0 sobre Lanús.

Sin embargo, los minutos pasaban, ya se habían concretado dos nuevos tantos de Lanza y Roselli, también de los defensores José Romero y Eduardo Pipastrelli, más el descuento de Mario Rachi para los atribulados visitantes, y de Taverna ni noticias.

Y eso que sus compañeros dedicaban todos los esfuerzos en crearle situaciones al de 25 de Mayo, pero no había caso. La espalda del lateral izquierdo de los bahienses, Osvaldo Baley, hermano del arquero campeón del mundo en Argentina ´78, Héctor Baley, suplente de Ubaldo Fillol, era una invitación para las permanentes escaladas de Pipastrelli y Roselli.

Así, una y otra vez el lateral y el puntero derecho llegaban hasta el fondo, esperaban que Taverna se posicionara a la altura del punto penal y le cedían el balón, pero fruto de la desesperación el goleador disparaba y "pum", uno y otro disparo desviado o por arriba del travesaño desde ubicaciones inmejorables.

El marcador estaba 11 a 1 y la impotencia invadía a este joven hincha, que se había cambiado de cabecera en el entretiempo para observar los goles de ese artillero al que trataba de imitar en los potreros de su barrio sureño, pero que le estaba fallando no solo a él, sino a la historia misma del fútbol.

Hasta que a los 42 minutos llegó el sexto tanto de "Juanchi" con un cabezazo de anticipo en el primer palo tras otro centro de Luis Roselli y apenas uno después el árbitro del cotejo, el prestigioso Roberto Goicoechea, pareció apiadarse de todos los presentes (excepto los jugadores visitantes, obviamente), y le "concedió" a Banfield y a Taverna la posibilidad de un penal que le permitió alcanzar la gloria.

El gol se festejó como una victoria alcanzada en el minuto final sobre Boca (Taverna pasaría después al equipo de la Ribera y con esa camiseta se cansaría de hacerle goles a Banfield), con "Juanchi" trepado al alambrado y los hinchas saltando de felicidad porque se había ganado un partido "13 a 1", con 7 anotaciones de la estrella del equipo.

Después, como cantaba Alberto Cortéz, "el tiempo pasó", el adolescente creció, y ese dia se fue haciendo historia cada vez más grande con el rótulo de "doble record".

El joven de entonces ya cuenta con 40 años más en su cédula, Taverna anda con sus "nanas" a cuestas y la vida y el fútbol cambiaron mucho. Pero mientras haya un testigo con las retinas sanas y la memoria urgente, aquel domingo de primera permanecerá indeleble en la historia viva del fútbol argentino en general y de aquel ex adolescente ilusionado en particular.

Fuente: Télam

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