Los vehículos, convertidos en furiosas máquinas al son de estruendosos motores, son el atractivo principal de los amantes de los autos de carrera que no dudaron en asistir a la localidad para vivir la emoción del Dakar.
Al mismo tiempo, las plazas hoteleras se vieron desbordadas de turistas lo que llevó al beneficio económico de todos los comerciantes de la zona.
La venta en los Kioscos y negocios fue de tal magnitud que cerca de las 15 se hizo difícil conseguir bebidas frescas o comidas.
La convocatoria de turistas en Fiambalá para presenciar el Rally Dakar este año fue mayor en comparación del año anterior.
Según fuentes del lugar, estiman que fueron 30 mil personas las que concurrieron a presenciar la carrera el fin de semana.