El Madrid de Di Stéfano
En la España de los ´40 nadie podía con el Barcelona. El equipo catalán dominaba todo con una delantera de ensueño en la que alternaban Kubala, César y Basora. Pero Santiago Bernabeu se propuso cambiar el rumbo y convertir al Madrid en el equipo de sus sueños. Fue por Kubala, pero el Bar{a se lo negó. Apareció DI Stéfano, y cambió todo.
De su mano, el Madrid revolucionó el fútbol: conquistó cuatro Ligas, dos copas latinas, una intercontinental y cinco copas de Europa(hoy la Champions League), de manera consecutiva: hito que ningún otro equipo en la historia logró.
La base de la formación era la siguiente: Rogelio Domínguez; Pachín, Marquitos, José Santamaría y Zárraga; Vidal, Canario, del Sol, Di Stéfano; Puskas y Gento.
Fueron más de 10 años de gloria, de un nivel futbolístico nunca antes visto que no cambiaba con el paso de los entrenadores. El equipo era el producto, la maravilla. El tiempo, sin embargo, determinó el final de todo, allá por 1964, cuando Di Stéfano ya no marcaba la diferencia y fue allí que el técnico Miguel Muñóz ya no quiso seguir. Su renuncia no fue aceptada por Bernabeu y el entrenador entonces debió realizar una convocatoria para jugar las semifinales de una Copa de Europa. Allí no estaba “La Saeta” y todo terminó.
Fue la decadencia de un club que lo había ganado todo. De un equipo que nunca en la historia "merengue" volvió a repetirse. Ni siquiera a parecerse.
El Peñarol de los ´60
En 12 años el equipo uruguayo ganó nueve campeonatos locales -cinco consecutivos-, tres Copas Libertadores, dos intercontinentales y una Supercopa de Campeones Sudamericanos Intercontinentales.
Entre grandes nombres como Maidana, Mazurkiewicz,W. Martinez,Cubilla, Lezcano, Goncalvez, Rocha, Sacia, Silva, Abbadie, Hohberg, Joya y Forlán. Había uno que brillaba sobre el resto: Alberto Spencer, el ecuatoriano que hoy, más de medio siglo después, sigue siendo el máximo goleador de la Copa Libertadores de América, con 54 goles en 87 partidos.
La formación de Peñarol campeón en la Libertadores 1966, la última con Spencer, que cerró el ciclo del mejor equipo en la historia del fútbol sudamericano: Mazurkiewicz, Lezcano, Díaz (T.González), Forlán, Gonçálvez, Caetano, Abbadie, Cortés, Spencer, Rocha, Joya.
El Boca de Bianchi
Llegó a convertirse en el mejor del mundo en su época: ganó cuatro torneos locales, tres Copas Libertadores, dos intercontinentales (ante el Real Madrid y el Milan).
La base del equipo que supo ser invencible: Córdoba; Ibarra; Bermúdez, Samuel, Arruabarrena; Basualdo, Serna, Cagna, Riquelme; Barros Schelotto, Palermo. También, Traverso, Delgado y Battaglia.
La tirante relación del técnico Carlos Bianchi con el presidente de Boca, Mauricio Macri, parecían sentenciar un final de vínculo que parecía inexorable y que terminó por adelantarse en Colombia, en la final de la Copa Libertadores 2004 en la que el equipo cayó derrotado ante el Once Caldas.
El Ajax de Cruyff
Todo comenzó con Rinus Michels en los orígenes de un equipo de ensueño, allá por el final de los ’60, inicios de los 70. “El fútbol total” había nacido y el primer golpe fue ante el Panathinaikos de Puskas, en la final de la Copa de Europa de 1971 para luego repetirse ante el Inter y la Juventis. No importaban tanto los títulos (3 Champions League, 4 Ligas holandesas, 2 copas de Holanda y 1 Supercopa de Europa) como el fútbol que ofrecían: el que había venido a derribar al inquebrantable Catenaccio.
Se fue Cruyff y terminó todo. Las leyendas que rodean su salida no tienen sentido. El equipo que asombraba al mundo había perdido a su estrella y nunca más volvió a ser.
La enseñanza de hacer rodar la pelota entre posiciones definidas como espíritu del juego había sido la enseñanza. Escribieron la historia y allí se quedaron.
La base de una formación inolvidable: Heinz Stuy; Wim Suurbier, Horst Blankenburg , Barry Hulshoff, Ruud Krol; Johan Neeskens, Arie Haan, Gerrie Mühren, Sjaak Swart; Johan Cruyff, Piet Keizer.
El Milán de Sacchi
Contó en su formación con los tres que muchos consideran como los mejores de la historia: Van Basten, Gullit y Rikjaard. Pero fue el técnico quien se atrevió a cambiar el fútbol de defensa y contragolpe. En la cancha, su mejor intérprete: Franco Bareci. La táctica priorizaba el orden y la superioridad de hombres en derredor del rival que tuviese la pelota.
Con la pelota en poder del equipo, todo se basaba en que ningún jugador tuviese que desplazarse más de 20 metros sin dársela a un compañero y un sólo lema: “Presión, presión, presión”.
Ganaron todo. Jugaron más.
Los nombres: Galli, Tassotti, Baresi, Costacurta, Maldini, Colombo, Rijkaard, Ancelotti, Donadoni, Gullit y Van Basten.
El Santos de Pelé, el Bayern de Beckenbauer, La Quinta del Buitre, el Liverpool del ´77, El Manchester del Trébol, la Juventus de Platini. Todos marcaron su época como hoy la marcan Barcelona y Real Madrid. Todos tuvieron su ocaso. Habrá que ver qué pasa entonces, con los dos más grandes de España
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