Sumado a esto, la nueva política que impuso el BCRA durante el mes de mayo favoreció esta tendencia. La entidad monetaria habilitó la posibilidad de que las entidades financieras capten depósitos de clientes sin una relación contractual previa y publico un cuadro comparativo con las tasas que pagan las distintas entidades financieras.
Esto aumentó la competitividad entre dichos actores, reduciendo el spread entre la tasa de política monetaria (Leliq, la que el BCRA le paga a los bancos) y la tasa Badlar (la que los bancos pagan por depósitos por encima de un millón de pesos). El spread promedio en el mes de junio fue de 15%, mientras que para el mes de mayo había sido de 20%. En resumen, la tasa de política monetaria pudo transmitirse de manera más transparente y equitativa al resto de la economía.
En cambio, si bien las cajas de ahorro en dólares aumentaron un 1.7%, este incremento fue menor al observado en los meses anteriores. “Esto denota que, si bien la tendencia a dolarizar cartera continúa al alza, los instrumentos en pesos significaron una buena alternativa para aprovechar el “verano” cambiario”, finalizó Quiñones.